La batalla contra la corrupción y la impunidad en Guatemala registró ayer una etapa histórica, luego de que el presidente Jimmy Morales Cabrera logró un inesperado triunfo político porque el Congreso rechazó aprobar un antejuicio y levantarle su inmunidad, con lo que se frustró el intento para enjuiciarlo por presunto financiamiento electoral ilícito.

En medio de una aguda crisis institucional que sacude a Guatemala desde hace un mes por los reiterados escándalos de corrupción e impunidad, el Congreso, de 158 legisladores, fracasó en obtener una mayoría calificada de un mínimo de 105 votos para retirar la inmunidad a Morales, dejar la vía libre para que fuera juzgado y abrir la opción de que dimitiera.

Con 70 votos a favor de despojarle de inmunidad, 42 en contra y 46 ausencias, el mandatario eludió ser enjuiciado. Con 25 votos a favor, 86 en contra y 47 ausencias, el mandatario quedó eximido de que avance el proceso judicial, ya que el plenario legislativo declaró sin lugar la formación de causa sobre Morales. Tras el veredicto, el gobierno afirmó que respeta la decisión del Congreso.

Al repudiar el resultado de la votación, el diputado Amílcar Pop, del partido indígena Winaq, advirtió que el veredicto tendrá consecuencias porque “el pueblo guatemalteco está esperando transparencia”.

Morales fue acusado el 25 de agosto por el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) de financiamiento electoral ilícito, por recibir donaciones anónimas para su campaña de 2015 por más de 922 mil dólares que no reportó al Tribunal Supremo Electoral.

La votación legislativa fue precedida el martes por un multitudinario paro nacional que exigió la renuncia de Morales y por la dimisión de tres ministros y varios viceministros.

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