Washington.— La fiscalía general del estado de Nueva York demandó al presidente Donald Trump y sus tres hijos mayores (Donald Jr., Ivanka y Eric) ante la justicia, acusándolos de usar fondos de su fundación privada para financiar la campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca, y les exigió que disuelvan de forma inmediata la organización caritativa.

La nueva fiscal del estado demócrata, Barbara Underwood, dijo que los Trump utilizaban su fundación como “chequera”; el dinero recaudado, en lugar de destinarlo a obras sociales, lo usaban para promocionar sus hoteles, pagar facturas legales o financiar gastos electorales.

“Tal y como revela nuestra investigación, la Fundación Trump era algo así como una chequera (…), sin importar su propósito ni legalidad”, aseguró la fiscal, quién recriminó que “así no es como deberían funcionar fundaciones privadas”.

Entre las acciones que según Underwood “violaron de manera extensa y persistente leyes estatales y federales”, la fiscalía pone la mira concretamente en 2.8 millones de dólares recaudados por la fundación, conseguidos “de una manera diseñada para influir en las elecciones presidenciales de 2016 bajo la dirección y el control de los cargos más altos en la campaña presidencial de Trump”.

La acusación es muy detallada. Se cita al que fue primer jefe de campaña del magnate, Corey Lewandoski, incluso presentando como prueba correos electrónicos donde “dictaba tiempos, cantidades y receptores de fondos que obtenía la organización con fines benéficos”.

También hay mucha concreción en cuanto al movimiento de dinero, con fechas destacadas y movimientos de dinero detallados para resolver demandas judiciales contra algunos de sus clubes de golf. Asimismo, acusa de haber gastado 100 mil dólares para comprar una pintura.

La Fundación Trump llevaba tiempo en la mira no sólo de la opinión pública —varios medios de comunicación, encabezados por The Washington Post, han hecho un escrutinio severo a las finanzas de la organización—, sino también y especialmente de la propia fiscalía general de Nueva York.

Hace unos meses, el anterior jefe de la institución, Eric Schneiderman, quien tuvo que dimitir por un escándalo de acoso laboral, ordenó a la organización que cesara sus intentos de conseguir fondos ya que no contaba con los certificados necesarios para seguir con sus actividades.

Además de la restitución de dinero y la liquidación de la organización, la fiscal también exige que los directivos tengan prohibido tener un cargo similar en fundaciones similares.

La respuesta de Trump fue inmediata, asegurando que su fundación dona más dinero del que recibe. “No voy a sellar un acuerdo”, prometió el presidente desde su cuenta de Twitter, calificando a los demócratas de Nueva York de personajes “ruines”.

La misma promesa de no llegar a un pacto extrajudicial también la hizo anteriormente con muchos de los casos en su contra; sin embargo, no siempre cumplió: no hace mucho tiempo aceptó pagar 20 millones de dólares para no ir a juicio por la estafa de Trump University.

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