Ecuador.- 

"Lola” y “Pedro” son los nombres de dos muñecos parlantes con los cuales, el municipio de Quito, quiere llevar a miles de niños el mensaje sobre las partes del cuerpo que nadie puede tocar y así prevenir las “alarmantes” cifras de abuso infantil en Ecuador.

“Hola, soy Lola y juntos vamos a conocer dónde no te pueden tocar”, es lo primero que escuchan los niños al tomar la pequeña muñeca, que tiene varios sensores que se activan cuando se presionan partes específicas, como el pecho o los glúteos.

“Esta parte de mi cuerpo sólo puedo tocarla yo, no es un juego , no me toques ahí”, dice. “No me toques ahí, respeta mi cuerpo, si lo haces voy a gritar ” y “Si tocas mi cuerpo, voy a contar lo que estás haciendo”, son algunos de los mensajes que lanzan los muñecos .

Al ser un juguete, “Lola y Pedro” han sido acogidos por los niños más pequeños de un centro de desarrollo infantil del Patronato San José, en el centro de Quito, donde algunos que antes acompañaban a sus padres en ventas callejeras, ahora reciben atención y educación mientras sus progenitores trabajan.

María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato San José, explicó a EFE que el programa “Guaguas (palabra que significa “niños” en quichua) con voz” nació ante las "cifras alarmantes" en el país sobre casos de abuso sexual en menores.

"Estas estadísticas hablan de que seis de cada 10 violaciones son a niños, niñas o adolescentes. Además de la alta frecuencia, hablamos de que cerca de 2 mil jóvenes quedaron embarazadas desde el año 2014 siendo menores de 14 años", comenta.

Y agrega que "sólo uno de cada cuatro niños hablaba sobre su caso" y al 30% de ellos sus padres no les creyeron.

Junto a la Universidad de las Fuerzas Armadas, un equipo de psicólogos del Patronato desarrolló, en 2017, la metodología basada en los muñecos como un canal de comunicación directo para enseñar a los niños lo que no es normal que suceda en su entorno, qué partes de su cuerpo nadie debe tocar y a informar si se sienten amenazados.

Por ello pretenden que “Lola y Pedro” se conviertan en un punto de confianza para que los "niños les cuenten a los juguetes" aquello que no les dicen a los adultos, señala Pacheco.

"La única manera de modificar estas estadísticas, o estos patrones de comportamiento, es a través de la educación", dice al opinar que la mejor manera de alentar a los niños a "empoderarse y a hablar" es por medio de lo que tienen todos los días: sus juguetes.

Agrega que, como los niños tienden a copiar comportamientos, idearon que los muñecos "les hablen" y que envíen mensajes cuando se presionen los sensores situados en sitios que reflejan las partes íntimas.

"Más del 33 % de situaciones de abuso sexual han sido generadas por alguien cercano o de confianza al hogar y más del 60 % de estos casos han sido recurrentes", apunta al comentar que el programa busca dejar un mensaje claro en los hogares también.

Y es que "Guaguas con voz" no se limita a enseñar a los pequeños, sino que ha involucrado en el proceso de prevención a educadores de los centros infantiles y a los padres de los menores.

Con ocho años, Ana dice a EFE que Lola le enseñó que nadie, excepto su mamá, puede tocar su cuerpo "porque es malo", una idea que compartió con sus cinco hermanos (el mayor de 14 y el menor de 4), cuando llevó la muñeca a casa y se la presentó también a su papá, que trabaja en la construcción y a su mamá, que vende comida en la calle.

Según Pacheco, hasta el momento se han invertido más de 40 mil dólares en la estrategia , enfocada en crear medio millar de parejas de los muñecos con los que se lleva el mensaje a menores de hasta 14 años en centros municipales y también en privados.

La estrategia le "da voz" a los niños , subraya Pacheco al comentar que, aunque en los últimos meses se han hecho públicos casos de abusos a menores en distintos centros educativos del país, "hay muchos casos puertas adentro del hogar" que no han trascendido.

Por ello, quieren reforzar los temas de prevención , pero no quedarse en ello sino avanzar con apoyo psicológico a los niños y padres pues la marca que queda tras un abuso sexual "es irreversible", asegura Pacheco.

etp

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