Washington.— La secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, llega hoy a la Ciudad de México para expresar “fuerte y claro” la preocupación que existe por la reforma eléctrica que defiende el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Granholm se reunirá con López Obrador, con líderes de la industria energética y miembros de la sociedad civil.

Incluso participará el viernes en una mesa redonda sobre mujeres en el sector energético, en la que estarán presentes la secretaria de Energía mexicana, Rocío Nahle; la subsecretaria de Comercio Exterior, Luz María de la Mora, y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

Sin embargo, el tema central será la reforma eléctrica, que genera una gran preocupación en Estados Unidos.

La propuesta que presentó el Presidente mexicano privilegia a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para la asignación de contratos e implicaría cancelar aquellos por los que 34 plantas privadas venden energía a la red nacional, así como cancelar contratos de suministro a largo plazo y programas de compra preferencial de energía limpia.

López Obrador aseguró que está dispuesto a tocar cualquier tema que Granholm plantee, incluyendo su reforma.

Apenas el martes, miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense condenaron lo que llaman “continuos esfuerzos del presidente Obrador de echar abajo los avances en el combate al cambio climático a través del desarrollo de energías limpias, incluyendo su legislación propuesta para subvertir los proyectos de desarrollo de energías renovables del sector privado en favor de las industrias de combustibles fósiles propiedad del Estado”.

El embajador Ken Salazar dijo en noviembre que Estados Unidos tiene “graves preocupaciones” sobre la reforma que impulsa el gobierno mexicano, que limitan la competencia en el sector y dijo que así se los hizo ver a los funcionarios mexicanos con los que se reunió para tratar el tema.

Un mes antes, legisladores de Texas advirtieron que la propuesta mexicana “discrimina a los productores de energía de Estados Unidos”.

Otro motivo de preocupación es lo que implica la reforma en contaminación. En su carta, los legisladores recordaron que México propuso una contribución revisada “lamentablemente insuficiente” para el Acuerdo de París, al comprometerse a reducir las emisiones en apenas 22% y las de carbono negro en 51% para 2030.

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