(1859 - 1938) fue la primera mujer mexicana en obtener el título de en 1887, fungió como médica cirujana y obstetra, contó con el respaldo de Porfirio Díaz para abatir las barreras impuestas en la academia, que impedían que las mujeres se dedicaran a la ciencia, significó un parteaguas para allanar el camino empedrado, en el plano profesional, para la mujer. Hoy, a 82 años de su muerte recordamos algunas de sus aportaciones.

Durante una conferencia otorgada por el Museo de la Mujer , impartida por la doctora Ana María Carrillo Farga, de la UNAM, expresó que Matilde Montoya fue una estudiante de buenas notas, durante su estancia en la Escuela Nacional Preparatoria. Posteriormente, en su paso por la , su madre, mientras tuvo la oportunidad, la acompañó a algunas de sus aulas y la esperaba, también, fuera de ellas para regresar juntas a casa, fue quien la alentó en las buenas épocas y los abatimientos, como ocurrió cuando cayó en enfermedad, durante el quinto año de su formación profesional, por todo eso, dedicó su tesis a su progenitora.

Presentó dos exámenes profesionales, uno teórico y otro práctico, al que se presentó Manuel Romero Rubio, secretario de gobernación, Porfirio Díaz, y periodistas, claro está que, su madre, ex compañeras y ex compañeros, y personalidades que se destacaron durante aquella época. Matilde fue el reflejo del derecho natural de las mujeres a convertirse en médicas universitarias, pues si bien, había una larga historia de la , no lo había en el caso de la mujer y la licenciatura.

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La doctora compartió que quienes aseguraron que la medicina no estaría abierta a las mujeres ignoraron el logro de Montoya. Mientras que aquellos que publicaron el suceso, dentro de la prensa medicinal, lo hicieron a través del anonimato. Uno de ellos firmó como "Cero a la izquierda", un compañero suyo que describió que la médica "se honró a sí misma y a su patria", al marcar la emancipación de la mujer en el estudio y la ciencia. Carrillo Farga indicó que era tiempo que una mujer desgarrara el código que consideraba a la mujer como un adorno de salón u objeto de placer.

Sólo la prensa política exaltó este hecho, "el acontecimiento más relevante de la semana: la titulación científica de Matilde Montoya", que logró a través de la dedicación y esfuerzo, pues demostró que las mujeres estaban dotadas de las mismas capacidades intelectivas para abordar disciplinas otrora concebidas como para uso exclusivo de los hombres.

A su vez, las contemporáneas de Montoya laurearon este acontecimiento notable. Las mujeres la llamaron "hermana de corazón, redentora de su sexo", por lo que consideraron que su nombre ya estaba inscrito en la historia, al abrir los caminos vedados por siglos. Fue concebida como "heroína de la ciencia".

A pesar que Margarita Chorné se licenció como odontologa, un año antes, el hecho no causó tanto revuelo, pues en aquella época, las estudiantes que se titulaban en esta profesión lo hacían únicamente si participaban como escuchas en las clases, ya que no había plazas para las mujeres dentro de esta cerrera.

Otro de sus méritos fue que, muchas y muchos estudiantes abandonaban los estudios de medicina antes de concluir los seis años de estudios. En cambio, Montoya culminó su preparación académica con una tesis donde abordó a la bacteriología como fuente fecunda que desentrañó los misterios de la etiología, que estudia la causa de las enfermedades, una disciplina poco estudiada en la época.

Logró que los cadáveres fueran cubiertos durante las disecciones, ya que fue criticada por conservadores y positivistas por ser una mujer "carente de todo pudor", al examinar cuerpos de hombres desnudos, pero ella continuó con sus estudios anatómicos en el anfiteatro de la Escuela Nacional de Medicina,

Mito de la fragilidad de la mujer

Desde hacía siglos, los hombres se negaban a que la mujer asumiera el papel de científica y medica, como una estrategia para mantener asegurados a sus pacientes. De este modo, poner en duda las capacidades de la mujer fue para los hombres una forma de legitimar su poder político, económico y social. Aseguraban que, por cada mujer que asistía a las aulas, se perdía una familia. Aunado a esto, "teorizaron" que la mujer había sido concebida con órganos altamente desarrollados para hacer función de ellos, el útero, a diferencia de los hombres, provistos de estas cualidades a través del cerebro.

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Pese a esto, hubo algunos catedráticos que elogiaron su constancia durante las cátedras, alentando que otras mujeres replicaran la búsqueda de conocimiento como lo hizo Montoya; los "montoyos", fue un grupo de seguidores, repartido entre civiles; mujeres y hombres que no pertenecían a la Escuela Nacional de Medicina, así como intelectuales como José María Vigil, periodista liberal, que abogó por el acceso a la educación a las mujeres. Otro de ellos fue Manuel Soriano, quién combatió a conservadores, también contó con la admiración de Francisco Montes de Oca, quien le proporcioó los cadaveres del Colegio Militar para que practicara la disección.

"Clío", como se dio a conocer en la masonería, al formar parte de la logía de Joséfa Ortiz de Domínguez, personaje del que conoció toda su historia, propagó ideas acerca de la importancia de la igualdad entre mujeres y hombres. Formó parte, además, de una liga anti-alcohólica, y dio conferencias que instaban a la población a abandonar esta práctica, a través de representaciones teatrales que proyectaban los efectos del consumo excesivo de alcohol, recomendó la terapia homeopática para su combate.

En 1915, durante el brote de tifoidea, además, Montoya reconoce que los piojos podrían propiciar la manifestación de la enfermedad. Se retiró de la vida profesional a los 73 años, debido a su delicado estado de salud, tras 50 años de practicar la medicina. La doctora Ana María Carrillo recordó que Matilde hizo frente a muchas dificultades, sin embargo, consideró que tuvo una posición de mayor desenvoltura por ser la primera, pues apoyó con apoyos económicos extendidos,mientras que las médicas que la precedieron sufrieron algunas otras dificultades en los albores de la década de los 20.

melc

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