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El Operativo Escoltas inició de manera sorpresiva a las ocho de la noche del viernes en la esquina de Mariano Escobedo y Euler, en Polanco, zona de bares y restaurantes.

Esa mañana el secretario de Seguridad Pública, Hiram Almeida, dijo en conferencia de prensa que esta revisión a la seguridad privada que se realiza desde 2016 ahora se extendería a tres zonas donde los jóvenes suelen divertirse los fines de semana, pues, de un tiempo para acá, sus escoltas se involucraban en riñas con el pretexto de defenderlos.

Más de una treintena de policías de tránsito, auxiliares y un mando de la Secretaría de Seguridad Pública local (SSPCDMX) estaban en Polanco con grúas y conos azules para señalar el punto de revisión para los autos que conducidos por los escoltas.

Dos oficiales esperaban a un costado de la avenida Mariano Escobedo para detectar vehículos grandes, cuando veían uno le hacían señas al conductor con una lámpara y lo guiaban al punto de revisión.

El conductor y alguno que otro acompañante se bajaban y permitían que los policías revisaran cada recoveco debajo de los asientos, de la cajuela y la licencia o permisos para portar armas. Así pasaron varios vehículos, siempre camionetas, de colores, sobre todo, blanco y negro. El primer detenido de la noche fue un hombre que vestía chamarra negra. Al abrir la cajuela de su vehículo había una submetralladora y un arma corta, de las que no pudo demostrar papeles oficiales para llevarlas. El operador de una grúa enganchó su auto y a él lo detuvieron.

Anomalías. Poco después, alrededor de las nueve y media de la noche, apareció una camioneta blanca. Los policías le indicaron al conductor que parara, pero uno de los policías gritó: “¡Es Santiago Creel!”. Aunque el escolta estaba estacionándose en el punto de revisión, uno de los mandos de la policía, el Jefe Marte, dijo: “¡Déjenlo ir, déjenlo ir!”. Otros comandantes replicaron la orden y el auto del político, que iba en el asiento del copiloto, se alejó del punto de revisión.

A las 10 de la noche un joven con traje gris paró su camioneta por instrucciones de los policías. Le pidieron su licencia de conducir y uno de los uniformados notó que en el espejo tenía instalados estrobos, lámparas que asemejan las luces de las patrullas. “Eso está prohibido en el reglamento de tránsito”, dijo.

El joven tomó su celular e hizo varias llamadas mientras el operador de una grúa se acercaba a la parte frontal de su camioneta para engancharla. Después de 20 minutos, de un momento a otro, corrió hacia la avenida y escapó.

Durante esta revisión, que acabó a la medianoche y otra paralela en Santa Fe, siete personas fueron presentadas ante el Ministerio Público y se aseguró cinco armas y dos bolsas con yerba, al parecer marihuana.

El jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, informó ayer por la mañana que las acciones abarcaron la revisión de 167 personas y 88 vehículos. Describió que en algunas revisiones se encontraron supuestos oficios que los escoltas utilizaban para justificar la portación de armas.

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