Los resultados electorales en Turquía podrían a algunas personas parecer un tema demasiado alejado. Sin embargo, este es un tema que importa. Y nos importa al menos por dos factores relevantes. Primero, como estudio de caso de lo que sucede cuando un líder consigue irse haciendo cada vez de más poder, empleando para ello herramientas o mecanismos institucionales y electorales. Y segundo, importa por su significado en cuanto a la política exterior turca, las repercusiones regionales y globales de los pasos que, desde hace ya un tiempo, el nuevamente electo presidente Erdogan ha estado dando. El blog de hoy revisa ambas cuestiones.

Turquía como caso

Sin pretender hacer un análisis exhaustivo de la política interna turca, vale la pena señalar los siguientes elementos:

¿Qué implicaciones tiene ello para cuestiones internacionales?

1. Erdogan ha conseguido ir paulatinamente incrementando su poder y control sobre su país. De primer ministro, pasó a ser presidente logrando para ello reformar las atribuciones de esa figura a fin de asegurar que ésta y no la del primer ministro fuera quien ejerciera el mando. Pero el tema no paró ahí.

2. Para entender lo que sigue, hay que mencionar que Ankara ha experimentado severos problemas a partir de su situación regional. Turquía, país fronterizo con Siria e Irak, es uno de los países más involucrados en los conflictos de esos países y uno de los más afectados por ellos. Entre otras circunstancias, es el principal destino de refugiados. Adicionalmente y vinculado con los conflictos regionales y con su involucramiento en los mismos, Turquía sufrió, como pocos países, un incremento en el número de atentados terroristas.

3. Por si fuera poco, en julio del 2016 pasado Ankara vivió un intento de golpe de estado que casi termina no solo con el gobierno, sino con la vida de Erdogan, el presidente.

4. Este golpe de estado fue auspiciado por las no pocas fuerzas que se oponen a que su poder siga creciendo. Pero la respuesta de Erdogan ante este panorama fue severa. Esto ha incluido decenas de miles de detenciones no solo de sospechosos de actividades terroristas o de militares, sino también de periodistas, profesores, cuerpos directivos de universidades, jueces y activistas.

5. En este contexto, en abril del 2017 hubo un referéndum constitucional en Turquía mediante el cual Erdogan consiguió reformar el régimen con el objeto de otorgar mucho mayores poderes al presidente, o sea a sí mismo.

6. Sin embargo, no todo pintaba bien para el presidente. Las próximas elecciones, programadas para 2019, podían haber sido un riesgo para él. La economía turca no marcha nada bien y se espera que en los próximos meses esto se profundice. La inflación crece, el desempleo juvenil está en 25%, la lira turca va en picada, y la inversión extranjera ha estado declinando sin parar. Por tanto, con el fin de evitar un resultado desfavorable, Erdogan prefirió convocar a elecciones anticipadas, las cuales tuvieron lugar el día de ayer.

7. De acuerdo con organismos internacionales estas elecciones no han sido del todo libres ni constituyen una competencia equitativa. Pero aún así, la oposición había visto una oportunidad para retar al poder del presidente. Había un escenario de segunda vuelta electoral y una posibilidad de que el partido de Erdogan perdiese la mayoría parlamentaria. Ninguno de estos escenarios se cumplió.

8. Como resultado, el presidente es reelecto y a partir de este punto, contará con atribuciones sin precedentes. Puede ya prescindir del puesto de primer ministro y designar posiciones de gobierno de manera directa sin restricciones eligiendo, si lo desea, ministros directamente de su propio partido del cual es también la cabeza. Puede disolver el parlamento si lo necesita o intervenir en la política del banco central. Por último, el presidente gana prácticamente inmunidad total; la posibilidad de ejercer contrapesos o restricciones a su poder ha sido prácticamente anulada.
 

Lo internacional

No me es posible en este espacio mencionar a todos los países o factores involucrados. He tratado solo de colocar algunas muestras del número de actores que estaban mirando con mucha atención lo que ayer ocurría con las elecciones en Turquía. Esos actores comprenden ahora que esas tendencias se van a mantener y que probablemente se van a profundizar en los años que siguen pues, como vemos, tenemos Erdogan para rato.

1. Primero, es de esperarse que Erdogan mantenga sus muy distintas disputas con la Unión Europea. La represión interna y sus medidas para incrementar su poder han sido muy mal vistas por los países europeos quienes no han dejado de expresar su malestar. Erdogan, de su lado, se siente completamente incomprendido por éstos. Él dice que, si sus países tuviesen que absorber tan velozmente a semejante cantidad de refugiados, si hubiese una guerra como la siria en sus fronteras, si los ataques terroristas ocurriesen con la misma frecuencia que en Turquía o sus gobiernos hubiesen sido sujetos de un intento de golpe de estado, comprenderían mejor la reacción de Ankara. Como resultado, las tensiones entre Europa y Ankara han venido escalando y debemos esperar que eso continúe.

2. Similarmente, las tensiones entre Turquía y EU se encuentran en su máximo nivel en décadas. De una parte, Ankara ha acusado abiertamente a Washington de haber estado detrás del intento de golpe de estado del 2016 orquestado, a decir de Erdogan por Fetullah Gulen, su mayor enemigo político quien vive precisamente en EU. Ankara exige a Washington la extradición de esta figura, a lo que la Casa Blanca se ha opuesto desde el inicio. A lo anterior, se añade el conflicto turco-kurdo. Las milicias kurdas, que fueron entrenadas y armadas por Washington para combatir a ISIS, llegaron a controlar aproximadamente el 25% de territorio sirio, algo que es inaceptable para Turquía, quien tiene su propia conflictiva kurda en casa y quien considera que la militancia kurda en Sira es la misma que la que hay en Turquía. Por si fuera poco, Washington había propuesto estacionar una fuerza de 30 mil efectivos, casi todos kurdos, en la frontera sirio-turca, a fin de asegurar que ISIS no recuperara terreno. Por tal motivo, hace unos meses, Ankara inició una ofensiva militar para arrebatar a los kurdos diversas posiciones clave. Este enfrentamiento, que ya ha producido mucha sangre, coloca a Turquía y a EU, dos aliados militares tradicionales, en bandos opuestos. En el pico de las declaraciones, Ankara amenazó con atacar posiciones kurdas, incluso si había presencia militar estadounidense en ellas, por lo que demandaba que Washington se retirara de esas zonas, a lo que la Casa Blanca, por su puesto, se negó.

3. A esta situación ya suficientemente explosiva hay que agregar que Turquía, siendo miembro de la OTAN, se ha estado acercando cada vez más a Moscú a fin de negociar su propia situación regional. Esto puede ser comprensible desde una óptica pragmática, pero cuando ese acercamiento ha resultado en el aislamiento de Washington, el tema cobra mayor relevancia. Mucho más cuando Ankara toma la decisión de adquirir misiles rusos avanzados, tecnológicamente incompatibles, por cierto, con el armamento que emplea la OTAN, organismo que también ha expresado su enorme preocupación por los pasos que Erdogan se mantiene dando.

4. Por último, en las rivalidades existentes en Medio Oriente, Erdogan se ha posicionado contundentemente del lado de Qatar contra Arabia Saudita y otros países aliados de Riad. El príncipe heredero al trono saudí, Mohammad Bin Salman, ha llegado a declarar que Turquía es uno de los mayores problemas para la paz en la región. Además, Erdogan apoya a Hamás generando enorme encono en Egipto, país con el que sus relaciones han sufrido enormes tensiones en tiempos recientes. Y todo eso, sin mencionar lo que la posición política de Ankara ha implicado para la relación Israel-Turquía, antes de Erdogan una sólida relación de cooperación diplomática y de seguridad, hoy a un paso de la ruptura total.

 

Twitter: @maurimm

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