Los ojos de Virgilio Pérez se llenaron de lágrimas cuando vio los destrozos que grupos armados de Chenalhó provocaron a su vivienda, ubicada en el paraje Ch’en Mut, de donde huyó el pasado 18 de octubre para refugiarse en las montañas junto con su esposa y seis hijos.

A casi dos meses de que hombres armados ingresaron a esta comunidad tzotzil, donde asesinaron a Samuel Luna Girón y quemaron nueve viviendas, autoridades del lugar y un grupo de residentes llegaron para verificar los daños a sus viviendas.

“Mire cómo dejaron las láminas del techo baleadas, mis cositas y animalitos los robaron”, dice mientras se seca las lágrimas. En esta vivienda de dos cuartos pequeños se observan agujeros en las láminas y algunas prendas de vestir tiradas; todo revuelto. En la humilde cocina, sólo quedó un fogón sin trastes y una puerta de madera forzada.

Metros adelante, Juan Lisandro Luna Pérez muestra la puerta de su vivienda con más de una veintena de agujeros causados por armas de fuego. En el suelo están al menos dos cartuchos percutidos.

“Cómo quieren que regresemos a nuestras casas si no hay confianza para regresar; no hay seguridad de que ya no van a volver los hombres armados y ahora sí nos maten”, explica a través de un traductor del idioma tzotzil.

Enfermos y sin atención. En un improvisado campamento en medio del monte, ubicado cerca del paraje de C’analumtic, se refugian 700 personas, en su mayoría niños. Una de ellas es Elicia Gómez García, esposa de Samuel Luna Girón, quien fue asesinado el 18 de octubre por hombres armados.

Elicia, junto con sus cinco hijos, es una de las mujeres desplazadas que temen regresar a sus viviendas al sufrir la pérdida de su pareja. “No sé cómo voy a conseguir dinero para mantener a mis hijos, me siento muy sola ahora”, comenta.

Refiere que no está recibiendo ayuda del gobierno y sus hijos, al igual que el resto de los niños del campamento, sufren de cuadros diarreicos, gripa, tos y fiebre, además de la falta de alimento.

La viuda exige al gobierno de Chiapas justicia por el asesinato de su esposo y acusa al gobernador Manuel Velasco Coello de haberse aliado con la presidenta municipal de Chenalhó, Rosa Pérez Pérez.

Por su parte, Florinda Luna señala que no es seguro regresar a sus comunidades, aunque ellas quisieran, porque se escuchan balazos.

“Aquí están sufriendo nuestros hijos porque están enfermos; a veces comen una vez al día y otras veces nada, pero aquí [en el monte] están seguras nuestras vidas”, dice.

Florinda enfatiza que para poder regresar a sus comunidades es necesario que el gobierno desarme a los grupos de Chenalhó.

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