En la Zona Metropolitana de Veracruz, Boca del Río y Medellín de Bravo, 12 tabiquerías se resisten a desaparecer a pesar de ser un trabajo mal remunerado y que contamina
Filiberto Zamora aprendió desde niño el oficio, mismo que considera es su herencia y la única forma que tiene para ganarse la vida.
Son pocas las herramientas que usamos: pala, espátula y un cajón de madera con el que vamos moldeando los lad rillos”, explica Filiberto.
Cuando el cliente lo solicita, se le puede dar al ladrillo un toque personal o algún diseño en particular, previo al secado al rayo del Sol.
Al salir del horno, al ladrillo se le retira una pequeña capa para comprobar que tiene la calidad requerida y queda listo para su venta.
Las tabiquerías en su mayoría trabajan sólo bajo pedido.