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Cancún.- La muerte, hoy, del periodista Francisco Verdayes , considerado el cronista no oficial de Cancún, enlutó a la ciudad que caminó, indagó, narró y plasmó en innumerables escritos, los cuales dan cuenta de la historia previa al surgimiento del coloso turístico mexicano, hasta su momento actual, marcado por la pandemia del Coronavirus que minó el organismo del también historiador.
Verdayes Ortiz, nacido en Chetumal un 15 de noviembre de 1965, fue diagnosticado positivo al virus el siete de mayo y falleció a las 10:30 horas de este miércoles por complicaciones en los riñones, asociadas a la diabetes y la hipertensión, lo cual lo mantuvo intubado desde el 14 de mayo pasado en el Hospital General de Cancún, “Jesús Kumate”.
Antes de ingresar al nosocomio, el periodista, locutor, historiador, cronista, profesor, estuvo en la Cruz Blanca, bajo los cuidados del doctor Manuel Tacú, pionero de la ciudad, a quien una semana antes había entrevistado, precisamente por su labor en beneficio de la ciudadanía frente al Covid-19.
“Manuel Tacú Escalante, el médico que no necesita apantallar a nadie”, habría titulado a la pieza periodística.
Sabedor del diagnóstico dirigió un mensaje a la comunidad desde sus redes sociales, para generar conciencia, recalcando que el repunte de contagios tenía origen en las vacaciones de Semana Santa.
“Yo estaba súper ilusionado de que ya me tocaba la vacuna”, escribió el ocho de mayo, pues se había anunciado que en breve iniciaría la aplicación del biológico para personas de 50 a 59 años. Sobre los síntomas, agregó: “No tengo fiebre, no tengo tos, no tengo dolor de cabeza, no tengo diarrea, lo único que sí tengo es un impresionante debilitamiento del cuerpo. Me siento muuuy (sic) débil”.
Antes de quedar incomunicado, el fundador de la revista “Pioneros” y escritor del libro “Cancún antes de Cancún”, le dijo: “Hija, el sueño de todo periodista es morir reporteando; si yo pudiera informar todo, lo haría sin pensarlo”, recordó Mariana Verdayes, en las redes sociales de su padre, espacio que se ha inundado de condolencias y anécdotas.
El chetumaleño más cancunense
Verdayes nació en Chetumal en 1965, cuando Quintana Roo no era un estado, sino territorio federal. Dos años después su familia se mudó a Cozumel. Inició su incursión en los medios de comunicación empíricamente a los 15 años, pero luego viajó a la Ciudad de México para estudiar la Licenciatura en Periodismo en la Escuela Carlos Septién García (ECSG).
Ya como profesionista fundó la revista “Pioneros”, fue coordinador de comunicación social del gobierno estatal, asesor de prensa del ayuntamiento de Cozumel, director del periódico Novedades Quintana Roo, director de noticias de TV CUN, del grupo Sipse, locutor de programas radiofónicos en Radio Caribe y Radio Turquesa, docente en la Universidad del Sur y conferencista.
Sin embargo, escencialmente, Francisco Verdayes es recordado por la comunidad como cronista popular o no oficial de Cancún y, pese a su amplia trayectoria, como un reportero de a pie que dedicó su vida a retratar el pasado y el presente de esta ciudad.
Así, entrevistó a quienes habitaban Puerto Juárez -el poblado ya existente antes de que el Banco de México y el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), diseñaran al primer centro turístico de México- y documentó -por ejemplo- el primer hotel, la primer tienda, la primer marina, el primer vendedor, la primera modelo, la primera discoteca, recolectando las piezas que componen a una joven ciudad de apenas 51 años.
En entrevista, Tiziana Roma, pionera de Cancún y amiga personal con quien también hizo mancuerna para defender el patrimonio municipal de esta ciudad, recuerda que él le contó que, cuando fue enviado a esta ciudad a trabajar, renegó.
“Él no quería venir. No le gustaba Cancún; como que lo despreciaba. Irónicamente, después se apasionó por esta ciudad de una manera muy profunda. Cancún tiene una deuda con Francisco Verdayes, porque él narró a Cancún como nadie; él puso nuestros ojos en la historia de esta ciudad y nos hizo voltear a verla.
“Entrevistó con rigor académico y transparencia al taxista, a la primera cocinera, al comerciante, lo mismo que a políticos y otras personalidades. Fue un periodista historiográfico y un verdadero cronista. Un personaje que no fue suficientemente reconocido en vida, que deja un amplio legado, con piezas que no pudieron ver la luz, por falta de medios”, expresó.
El trabajo de Verdayes, aunque enfocado en Cancún, no se limitó a esta ciudad, pues el periodista recorrió el estado recabando y contando historias, lo mismo en Leona Vicario, que en Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Lázaro Cárdenas o Chetumal.
Fue también eje de las celebraciones a Cancún, cada 20 de abril, desde 2010, recuerda Roma, quien afirma que aunque nunca figuró al frente, siempre fue un articulador de fundadores y pioneros para organizas los festejos conmemorativos, que incluían charlas, desfiles, desayunos y otro tipo de actividades.
Defensor del patrimonio histórico tangible e intangible
Tiziana evoca cuando Paco le proporcionó el sustento histórico para defender la permanencia del Palacio municipal en la Supermanzana 5, cuando el entonces alcalde, Gregorio Sánchez, pretendía cambiarlo a la reserva ecológica Ombligo Verde, que destruyó parcialmente para construir una plancha de cemento que llamó Plaza Bicentenario.
La obra no alcanzó a edificarse debido a la unión de la comunidad que se opuso en 2010, pero escencialmente porque fue detenido por autoridades federales.
Verdayes también fue crítico de la remodelación del Parque del Crucero, en donde el gobierno del estado derrumbó, en 2019, un kiosko que el cronista afirmaba, poseía un valor histórico que debía preservarse, no eliminarse.
“Más investigador que lector”
Por separado, Alicia González, bautizada por Verdayes como “la modelo por accidente”, al ser la primer mujer en salir en los promocionales de Cancún, recuerda cuando en a mitad de los años 80, le hizo su primer entrevista en la estación de Radio Caribe y destaca la pérdida que representa para la ciudad y su historia, la muerte del cronista.
“Perdimos al hombre que nos enseñó nuestra historia. Hablaba de Cancún como si hubiera nacido en Cancún. Mas que un lector, él era un investigador. Se iba a recorrer pueblitos recónditos en busca de historias, de los primeros datos, de los hechos más importantes.
“Trabajó como negro, siempre estaba ocupado, pero de buen humor. No tenía seguridad social, no sé por qué. Siempre estaba estresado por la situación económica. Antes de que lo intubaran, el doctor Tacú me habló para decirme que necesitaban pasarlo a otro hospital y lo llevaron al Hospital General, ahí estuvo, ya no pudimos verlo”, dijo.
“La Jaguara” mencionó que Verdayes iba a su casa, a comer, a platicar, a entrevistarle. Lo recuerda como un hombre muy cercano a los verdaderos fundadores, a los pioneros; como un buen padre, orgulloso de Mariana, Carlos y Aarón, sus hijos; “pícaro” y “tremendo”, aficionado a los tacos y al jazz.
Alicia confiesa que, pese a que los arquitectos que diseñaron la traza de la ciudad, establecieron que ninguna calle recibiría un nombre propio, ella propone que una calle o avenida principal lleve el nombre de Francisco Verdayes
afcl/nv