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Una historia de amor y desamor se apoderó de la obra del artista plástico Abraham Cruzvillegas, cuando los actores Mariana Gajá y Mauricio Isaac salen a escena para dar vida al texto de Juan Villoro La guerra fría, en la sala 4 del Museo Tamayo.

La tarde del pasado viernes, cuando el museo estaba a punto de cerrar, un grupo de alrededor de 50 personas comenzó a formarse en la entrada del recinto y a las 18:00 horas fueron llevados a un espacio donde se encontraba la instalación Autodestrucción 8, que Cruzvillegas creó usando artículos de desecho provenientes de Corea.

Ahí no hubo tercera llamada, en cuanto las personas estuvieron en sus lugares, tres actores se colocaron en medio de la obra plástica. Eran Gajá, Mauricio Isacc y Jacobo Lieberman, listos para comenzar con la función.

“Yo soy El Gato, músico mexicano y ella es Carolina, mi novia”—dijo Mauricio Isaac ya en personaje— “No, tú eres mi novio”, replicó Mariana Gajá, dando vida a la mujer que sigue a su amado a donde sea.

Es así como comenzaron esta historia ubicada en 1982, en Berlín de la Alemania Occidental, lugar donde un músico y una actriz mexicanos siguen las huellas de David Bowie y Lou Reed, mientras la verdadera guerra fría se da entre ellos, que tratan de rescatar de los escombros lo que queda de su relación.

Tomando cosas de la misma instalación (zapatos, ropa, lámparas, tablas, puertas, entre otras cosas), que al igual que los personajes se transforma conforme avanza la trama; los actores van mostrando como sus personajes se aman, se dañan y aún así insisten en estar juntos, mientras la música del disco Berlín, de Reed, se escucha entre escena y escena.

Mientras tanto, el público observa, escucha y trata de digerir lo que sucede frente a sus ojos, porque no sólo es teatro sino arte contemporáneo vivo.

“Esto era un pretexto maravilloso para trabajar en el límite, en la frontera, creo que el lugar en este momento en el mundo es la frontera; entonces que todos los artistas nos encontremos dialogando en el límite me parecía de lo más atractivo de este proyecto.

“La obra plástica de Abraham fue una inspiración para que entendamos lo que es la destrucción y reconstrucción de la pareja, eso fue lo que contagió todos los elementos de la puesta”, dijo Mariana Giménez, directora de La guerra fría, que se presentará hasta el 8 de septiembre en el Museo Tamayo.

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