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Hasta el último aliento dieron Jay Kay y sus compañeros de Jamiroquai en su debut en la Quinta Vergara ante 15 mil personas, quienes deliraron con cada paso emanado del cantante líder.

Los ingleses, acompañados por tres coristas, apenas salieron al escenario y ya habían desatado las palmas de quienes, expectantes, escucharon los acordes de “Shake it on”, canción con la cual iniciaron su repertorio de más de una hora de duración.

Las pantallas se tiñeron de rojo y Jay no se separó nunca ni de su característico sombrero —luminoso y electrónico— ni de un poncho con diseño tradicional, que acompañó con pantalón, guantes y tenis negros, pese al calor emanado desde el escenario y el viento que por momentos caía sobre el recinto. Aún así, no dejó de desprender energía en “Little L”, “Space cowboy” y “Cloud 9”, lo más nuevo.

En una noche donde recorrieron desde los inicios de su carrera, contaron con pantallas led que proyectaron diferentes figuras, como interferencia de televisiones viejas y naves espaciales, lo que hacía una combinación entre pasado y futuro.

El baile se hizo protagonista, pues con cada paso despertaba halagos, incluso cuando recogió un papel blanco en el suelo para llevarlo con su tecladista. Los músicos se sintieron cómodos en la tarima, pues se adueñaron de ella desde el primer momento y pusieron a la gente de pie mientras Jay se hizo deslizar repetidamente.

“Chile, Viña del Mar. Buenas noches; me transporta a Inglaterra”, saludó el vocalista con en español.

Su presentación impactó a más de uno en cuanto a producción y los comentarios de las personas elogiaban su voz, que en ningún falló.

Un trago grande de agua fue lo que lo salvó repentinamente del cansancio, que se le hizo notar en algunas ocasiones. “Fue un largo viaje”, dijo de repente justificando esos inicios por los años 90.

Aunque no quiso hacer conferencias de prensa, se acercó a las patillas del escenario para que el público, que compró en dos horas la tercera parte del concierto lo contemplara y tocara su mano.

“Vamos a volver a 1995 cuando yo tenía 25”, dijo en su idioma natal. Pero los años no han pasado en vano por él porque aunque seguía saltando y mostrando su vitalidad, se le notaba un pequeño esfuerzo. Unos cuantos kilos y cachetes de más a cuando se dio a conocer no le impidieron brindar un show completo y hacer recordar a la audiencia con “Don’t give hate a chance”, “Canned head” y “Love foolosophy”.

Al término lució el cabello inundado en sudor. Para integrarse imitó la señal hecha con las dos manos que con la que el público les entregó la gaviota tanto de plata como de oro, mientras se puso la mano en la barba aplaudiendo.

Tampoco dudó en gritar :“¡viva Chile” cuando le mostraron una bandera entre las primeras filas de las gradas, igual que la que ellos alzaron, aunque modificada con cuernos de búfalo como la imagen con la que se les relaciona desde años atrás.

La transmisión en vivo pudo escucharse a través de las señales de HTV y TNT en su primera vez en Viña, pero la quinta que la banda visitó Chile.

La noche también contó con la participaron de Europe; los suecos formados en 1979 fueron ovacionados por un público un poco más grande, pero que se emocionó con éxitos como “The final countdown”.

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