Aunque en principio la sencillez del escenario parecía marcar la velada, la energía de David Byrne fue la clara muestra de que la edad no merma el ritmo ni la energía que un artista puede demostrar en un escenario.

Luego de hacer sonar por más de 20 minutos sonidos de la naturaleza en las bocinas del recinto, David Byrne hizo su aparición en el escenario del Teatro Metropólitan . Ataviado con un traje gris y descalzo, el músico estadounidense comenzó su concierto en punto de las 21:30 horas en donde sentado en una mesa con un cerebro de plástico, mismo que cargaría después con sus manos, comenzó su concierto.

A partir del segundo tema, Byrne se hizo acompañar de nueve músicos y dos coristas, quienes portaron de igual forma trajes grises y quienes descalzos, mostraban lo bien sincronizados que estaban con sus movimientos y ritmos.

Guitarras, tambores, maracas y hasta tres birimbaos, que son instrumentos de percusión, fueron algunos de los sonidos que se fusionaron a la perfección con el.

Luces que cambiaban de color y que se prestaban a hacer énfasis en cada una de las canciones, además de la energía interpretativa de Byrne quien además bailaba y brincaba en el escenario, fueron la sal y pimienta del concierto, con un público que supo responder su esmero al ponerse de pie de principio a fin, y quienes tras cada tema cobijaron al artista con aplausos.

Los hilos del telón que colgaban desde el techo hasta el piso, sirvieron para que tanto sus músicos como él mismo, lo ocuparán como una cortina en la que podían aparecer y desaparecer con facilidad en cuestión de segundos.

Destacó la coordinación de sus dos coristas, quienes además de resaltar su voz, hicieron gala de distintas coreografías bien orquestadas y en donde a veces el mismo Byrne se les unía momentáneamente. De igual forma, su música demostró no conocer de fronteras generacionales, ya que lo mismo asistieron personas entradas en sus 50 años, que parejas de jóvenes y algunos adolescentes.

"Gracias. Es genial regresar, han pasado muchos años desde que he estado en este escenario. Muchos recuerdan el show en el parque, pero no vamos a tener nada de eso esta noche", dijo bromeando.

Lo minimalista del escenario fue aprovechado al máximo con las luces de colores que cambiaban en cada tema, en donde lo mismo hacía verlos en un ambiente lúgubre acentuado con una luz roja y humo, sombras gigantes que eran proyectadas gracias al acomode de las luces, y que incluso hacían transitar al espectador entre un ambiente cálido que cambiaba entre tonos naranjas, azules y violetas.

Por momentos, Byrne compartía el protagonismo con los músicos y coristas, quienes cambiaban de posición constantemente a lo largo y ancho del escenario, energía que fue agradecida por los fans del cantautor, quien lo mismo bailo, se tiró al piso a su lado y que hasta demostró lo buen dominado que tiene el uso de la guitarra.

Así como hacer un repaso de su carrera, Byrne interpretó temas de su más reciente disco American Utopia, lanzado el mes pasado y que marco su regreso luego de su última producción Grown Backwards, que vio la luz en 2004.

Luego de más de hora y media de concierto ininterrumpido, Byrne explicó que el ultimo tema de la velada sería la adaptación mexicanizada de Hell you Talmbout, canción de la cantante Janelle Monáe que fuera lanzada en el 2015 a manera de protesta y en la que se enlistaban los nombres de los estudiantes brutalmente asesinados por policías.

Con un español a veces difícil de comprender, Byrne adaptó el tema con el "permiso y bendición" de Monáe para hacerlo con nombres latinos y en donde además fungió como un miembro más de la banda.

En esta, su vuelta a los escenarios en solitario desde 2009, el guitarrista y compositor demostró que ahora, a sus 65 años, sigue teniendo energía para compartir.

rad

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