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Laredo, Texas.— “Libre soy”, canta Elsa, el personaje principal del filme Frozen de Disney.

Funciona: ¡Elsa se libera! Hay muchas Elsas, pequeñitas. Las menos llegan caminando, otras brincan y algunas arrastran los pies, como si en verdad patinaran. Miran la pista de nieve y esperan el show sobre hielo.

Los niños, los varoncitos, ya visten con gorritos de Olaf, el gracioso muñeco del filme; otros presumen las orejas de Mickey (que anda de cumpleaños), y sí, sin distinción, hay quienes lucen tiaras plateadas o varitas con forma de copo de nieve que se prenden y apagan.

En camerinos, hay 41 patinadores alistándose para mantener encendida esa ilusión.

El espectáculo On ice, el único que recrea enteramente una película de Disney, tendrá dos horas con un intermedio de 15 minutos. Habrá coreografías complejas, hasta cinco cambios de vestuario por bailarín, e incluso una tormenta de nieve, además de la batalla con un monstruo gigante.

El costo de la ilusión. El canadiense Jackson Stevens lleva ocho años en On ice, y cuatro en este show. Ni en sueños pensó participar en esta ilusión. Lo suyo era el hockey: patinó casi desde que aprendió a caminar en Brampton, Ontario. Formó parte de los equipos de ese deporte en su escuela. Hasta que se enamoró.

Su pareja era parte del ensamble y él decidió seguirla por el mundo. “Fue una diferencia drástica: la elegancia en el patinaje artístico y rudeza del hockey. Honestamente, esa transición me fue difícil”.

Dejarlo todo por amor es posible en el mundo de Disney. Muchos lo hacen y esa es la filosofía de la empresa que él compra: “Cualquier hombre de 20 años de edad seguiría a la mujer que ama hasta el fin del mundo”, considera. “Y eso hice, cumplí mis sueños y nunca he sido tan feliz como ahora”.

El espectáculo de "Disney on ice: Frozen" lo traerá a México, junto a su equipo, el 23 de este mes, con 12 funciones en el Palacio de los Deportes, 11 en Puebla y otras 11 más en Monterrey. Será la segunda vez que venga al país (la primera fue en 2015, y esta vez es promovido por la empresa Ocesa).

“Las culturas son diferentes, en Asia, por ejemplo, la gente muestra su entusiasmo mirando detenidamente, pero en México, los niños y sus papás cantan y se expresan. Eso nos encanta”, dice el patinador.

Stevens es de los pocos a los que Disney y Feld Entertainment, la compañía a cargo del montaje de la producción sobre hielo, permiten hablar.

La idea, dicen, es conservar la magia: una vez que los patinadores portan sus atuendos, son personajes de Disney, no personas. Está prohibido que hablen y menos de su vida privada. Las dos protagonistas, por ejemplo, acceden a presentar unos números para los medios de comunicación que son estrictamente coordinados por Gig Siruno, el performer director. Al final sonríen y se toman fotos, pero no hablan.

Además de esa especie de anonimato —antes de interpretar al personaje de Anna, por ejemplo, la patinadora Abby Kimmelman participó en el campeonato en su disciplina representando a Estados Unidos—, los protagonistas de este mundo ideal deben hacer otros sacrificios.

“Hay que mantener la energía arriba”, confiesa Stevens, quien dice que hacen hasta cinco shows por semana. “La competencia interna es lo que nos mantiene animados. Trabajamos más de ocho horas al día y competir por ser el mejor es estimulante”.

Viola Bernice Jackson se llama así en honor a sus dos abuelas. Nació en la ciudad de Demopolis, Alabama. Es un lugar pequeño, con unos 6 mil habitantes. Ella es la supervisora de vestuario. Es un nombre rimbombante pues dirige a dos personas (suelen contratar otras cuatro personas locales si se requiere).

Son pocos para supervisar que 200 vestuarios con 250 mil incrustaciones de Swarovski estén a la orden. Muestra su favorito: un vestido colorido que simula un diente de león.

“Cuando llevaba un año aquí, una de las bailarinas rompió el cierre de su vestido, tuvimos que improvisar en cuestión de segundos. Moría de nervios”, recuerda.

Ni osa mencionarlo, pero Viola es diseñadora. En Instagram posee una cuenta (violabernicecollection) con más de 10 mil seguidores, además de su página personal en la que muestra su obra. En el sitio hay fotos de diseños que nada tienen que ver con Dinsey; se lee: “Bernice ha soñado con convertirse en una diseñadora de moda de renombre mundial desde los siete años. Ahora, con una licenciatura en moda y años de experiencia en la industria, está destinada a la grandeza”.

Hay un estruendo en la Arena. El show inicia y todos toman sus posiciones. Los pequeños se expresan: “wow!” Hay personajes de Disney —bailarines que les dan vida—. Inicia la aventura. Será un show casi perfecto. Elsa tendrá una caída, pero a nadie le importará. Los niños aplaudirán emocionados al final y, con ello y sin saberlo, dirán a todo el equipo: “Gracias”.

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