Como si la eterna batalla de Eliot Ness y Al Capone saltara del filme “Los Intocables” de 1987 al escenario del Palacio de los Deportes, la noche de este martes Rauw Alejandro se presentó con su “Cosa Nuestra World Tour” en una noche de música y teatralidad al estilo de Broadway.
Previo al espectáculo los más de 18 mil asistentes, muchos de ellos vestidos para la ocasión, ellos bien trajeados y ellas despampanantes, caminaban a las afueras del Domo de Cobre animosos, esperando que la hora adecuada llegara para ocupar sus lugares y convertirse en parte del elenco de esta película sonorizada por la música del cantautor puertorriqueño.
Después de que el narrador del show, Mr. Gomez MC, diera las tres proverbiales llamadas a escena, las luces bajaron alrededor de las 21:00 horas y el telón dorado que cubría el escenario se levantó dejando ver una escena literalmente de película, donde una persecución automovilística, una serie de disparos, un choque entre ambos carros y un asesinato dieron la introducción a Rauw Alejandro, caracterizado como un gangster y maquillado como la calavera catrin, elemento que mantuvo él y todo el equipo durante toda la noche.

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Al ver esto el público se incendió totalmente, los asientos fueron abandonados, y de pie todos comenzaron a cantar con el puertorriqueño “Punto 40”, “De Carolina” y “Panties y brasieres”, temas con los que comenzó Rauw y que darían a entender que esto literalmente sería una obra de teatro fusionada con un concierto.
El público frenético tuvo que bajar las pulsaciones en un entretiempo del primer acto donde los gritos ensordecedores, principalmente de las fanáticas, que a simple vista serían alrededor de 75% del aforo, no cesaron y parecían alimentar más la euforia del propio cantante.
“Estamos presentando ‘Cosas Nuestra’ aquí en la Ciudad de México, es una ciudad especial, una de mis ciudades favoritas, es una historia diferente, es como si dos culturas se hicieran una sola, ahora sepan que la noche es solamente de las mujeres, ellas son las que mandan”, dijo Rauw antes de seguir con este primer acto.
Escena que se trasladó al exterior de un teatro, luego dentro de un garito arrabalero, y posteriormente a un bar trasnochador donde con temas como “Déjame Entrar”, “Santa”, “Mil Mujeres”, “El Cuc0.0”, “Tattoo”, “Fantasías”, “El efecto” y “Desesperados”, narraban una historia de amor entre nuestro protagonista y una tal María, “una chica de la vida galante”, diría la abuela.
Historia que en una primera relación terminó en una noche de canto y baile, además de una promesa de reencuentro. Para este punto fin del segundo acto, el concierto ya era un pandemónio de emociones, un espectáculo completamente redondo que el puerorriqueño al parecer tuvo una gran inspiración en películas como “West Side History”, “A Bronx Tale” o hasta “Salón México”.
Hecho que se pudo reafirmar al inicio del segundo acto que llevó por nombre “Salto de fe” y que nos presentó la segunda cita de nuestros tórtolos en escena en calles neoyorkinas de aquellos años, con el puente de Brooklyn al fondo, y otros elementos dignos de una cita casual en escenarios como un salón de billar o central park.
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En este punto, quizás uno de los más emotivos de todo el espectáculo, sonaron de primer mano “Revolú”, “Náufragos”, “Committed”, “La Old Skul”, “No me sueltes” y “Todo de ti” en este idilio.
Romance que dio paso a una carta de amor al natal Puerto Rico de Rauw Alejandro con temas como “Carita Linda”, “Besito en la Frente”, “GuabanSexxx” y “Amar De Nuevo”, al estilo afro caribeño y canciones de su tierra además de extraordinario escenarios coloridos de la isla.
Mostró su versatilidad también sacando tanto los pasos prohibidos como los permitidos y demostró el talento que tiene en el baile al ritmo de la bomba, salsa, chachachá, rumba, entre otros géneros latinos que combinó en este espectáculo.
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El tercer acto, “cuando se apagan las luces”, llegó con una escena subida de tono, que hizo que nuevamente las fanáticas perdieran los estribos y gritaran eufóricas, la imaginación voló por todo el Palacio, por lo que había sucedido en la alcoba, principalmente cuando el boricua cantó “2/Catorce” “Buenos Términos” y “Diluvio”.
Pero como toda historia de sórdidas procedencias siempre hay un giro, y esto se dio con una carta donde las obligaciones de María le impedían seguir con este amor, por lo que Rauw se sumergió a la oscuridad de la depresión con temas como “Khé?”, “Pensándote”, “Dile a él”
“Tiroteo”, “Baby Hello”, “Pasaporte” y “Ni Me Conozco”.
Realmente no importaba la emoción sobre el escenario porque todos fuera de él cantaban y bailaban enardecidos por la música del puertorriqueño, esa combinación entre cumbia, salsa, reggaeton y R&B con el que ha conseguido ganar un Grammy Latino y varias nominaciones al mismo premio.
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Finalmente el cuarto acto que llevaba por título “Entre el amor y la guerra” fue el clímax de la noche, la batalla entre los arquetipos del bien y el mal, “Cosa nuestra”, “Falsedad”, “Tú con él”, “Silencio”, “Baja pa´ aca”, “Contrabando”, “Que pasaría”, “Party”, “Lokera”, “2:12 AM”, “Desenfocao” y “Mirando al cielo”, fueron las piezas que sonaron durante la recta final tras poco más dos horas y media de concierto.
La noche del martes fue la primera de cinco noches que Rauw Alejandro dará en el Palacio de los Deportes donde demostró un espectáculo, en todo lo largo y ancho de la palabra, que deja de lejos lo propio de un concierto y acercándose más al teatro musical.
dft