Estados Unidos sigue siendo la primera potencia del mundo en todos los aspectos. Por eso, desde hace varios meses, el mundo está inmerso en una psicosis por el fenómeno Trump. México, por razones económicas, comerciales y geopolíticas, es uno de los países más afectados. Ante la ofensiva verbal del candidato presidencial y en especial por el tema migratorio, el gobierno adopta una estrategia preventiva frente la esquizofrenia global que ese personaje ha desatado.

La psicosis es una afección sobre la que se ha escrito mucho, pero de la que todavía no se ha asentado nada concluyente. Al momento, se la considera como una serie de alteraciones que se caracterizan por cambios en la personalidad, extravío de la realidad y alucinaciones.

Y eso, al parecer, es lo que ha estado ocurriendo desde el momento en que Donald Trump empezó a abrir la boca contra todo y contra todos, haciendo énfasis en México y los mexicanos.

Con eso, se empezó a perder la noción del tiempo, de las circunstancias. Se asumió el futuro, invariablemente incierto, como presente. Se empezaron a tomar sus amenazas como inevitables. Mas para que ese desbocado individuo llegue a la Casa Blanca, aún le quedan muchos obstáculos por salvar.

Aunque externó sus aspiraciones políticas con bastante antelación, la campaña del magnate empezó el 16 de junio del año pasado “Haz de Estados Unidos un gran país de nuevo”, definió sus pretensiones políticas y trazó su ruta hacia al cargo de más poder sobre la Tierra.

Desde entonces, radicalizó su ofensiva contra lo mexicano en un discurso agresivo, grosero y grotesco que en nuestro país se consideró como si estuviera en posibilidad inmediata de hacer realidad todo lo que contiene, especialmente la construcción de un muro fronterizo.

La suya es una estrategia discursivo-mediática que, por los resultados que le ha dado, convirtió en una guerra psicológica de la cual no se ha apartado por “conveniencia”. Los costos que le ha representado son menores a los beneficios que ha obtenido. Contra viento y marea, logró imponerse como candidato.

Pero aún con ese status, viene para él una fase difícil, que es la campaña, los debates con Hillary Clinton y las elecciones.

En esa ruta, con certeza mantendrá su táctica, capaz de exponerlo a un tropezón que lo debilite. Y no es improbable que conspicuos integrantes de su partido le sigan poniendo trabas, dada la desconfianza y la inseguridad que les inspira.

Todo, sin contar con que las encuestas lo colocan en desventaja y que, a estas alturas, muy difícilmente podría remontar. ¿Acaso los que se han sentido agraviados por todo lo que ha dicho lo olvidarían como por arte de magia, en el remoto caso de que cambiara su tono?

Históricamente, las sociedades conquistadas, como prácticamente todas las latinoamericanas, llevan el gen del miedo por los maltratos, humillaciones, asesinatos, violaciones y explotación de que fueron víctimas por siglos. Eso las hace bajar la cerviz. Las predispone a la obediencia y a la entrega o rendición de cualquier tipo sin petición de por medio. Ver esa actitud a la distancia y el tiempo que media desde que México optó por la libertad, es triste, desalentador e indignante.

Aunque se corrió la invitación a Clinton y a Trump y a éste no se le dio un trato especial, sí aprovechó el momento para llegar fortalecido al discurso sobre migración que pronunció en Arizona tres horas después, lo cual levantó grandes expectativas.

La señora Hillary Clinton tiene que aprovechar ahora, aunque se le haya adelantado su rival, una gran oportunidad para fortalecerse como candidata con la misma estrategia.

¿Se puede negociar lo mismo con uno que con otro en este momento? ¿Negociar qué?

Incluso asumiendo que el empresario fuese presidente, ¿cómo podría obligar a México a que le cercaran su país? El presidente de Estados Unidos depende de lo que decida la mayoría en el Congreso para financiar una obra tan cuantiosa, extensa y de difícil realización. Al menos los cuatro años de su mandato, si ganara, no le alcanzarían para erigir una barda en línea recta de tres mil 200 kilómetros. (¿Otra Muralla China, cuyos casi nueve mil kilómetros se construyeron en mil años?).

El temor, la histeria a lo improbable, incluso a lo imposible, es infundado, inexplicable, inaceptable.

El concepto psicosis es un término genérico utilizado en Psiquiatría y Psicología para referirse a un estado descrito como una escisión o pérdida de contacto con  la realidad. Algunos de sus tipos más conocidos son depresiva, orgánica, adictiva, senil, situacional, tóxica, traumática. Y a todo costo, no debemos caer en ninguno de esos casos.

SOTTO VOCE… El tal Antonio Vázquez, quien se sigue ostentando como el “colaborador” más influyente del secretario de Agricultura, ha recurrido a todos los trucos para evitar que las continuas críticas que se le hacen en los medios lleguen a su jefe... Sensibilidad, prudencia y reflejos, mostró el rector Enrique Graue, al echar de la dirección de TV UNAM al “crítico” musical Nicolás Alvarado, aunque la despedida se haga pasar como renuncia. En esa línea, por sus desatinos, debe seguir el director de Radio UNAM, Renato Dávalos.

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@mariobeteta

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