La disminución en la aprobación presidencial, registrada en las más recientes encuestas, confirma lo que en el PRI comentan como secreto a voces: que rumbo a las próximas elecciones locales en 13 estados, 12 de ellos para renovar gubernaturas, la figura del presidente Enrique Peña Nieto se convirtió en un “lastre” para el partido gobernante, que se verá impactado por la percepción ciudadana sobre la actuación del gobierno peñista en temas como la economía, con el aumento del dólar, la corrupción y la violencia en inseguridad en varias zonas del país.

La reciente encuesta de Buendía y Laredo para EL UNIVERSAL, que registra un incremento en la reprobación de la labor del presidente, que sube de 51 a 56%, mientras su aprobación bajó 10 puntos de 42 a 32% de noviembre a la fecha, corrobora el temor de no pocos priístas de que, a pesar de que lo celebraron y lo presentaron en el pasado aniversario de su partido como autor de “la revolución del siglo XXI”, Peña Nieto dejó de ser un activo político para su partido ante la preocupación e incertidumbre creciente por el rumbo del país al tercer año de su administración. Según los resultados del sondeo, una mayoría de 56% ve “por muy mal camino” al país, mientras apenas 23% cree que vamos por “buen camino”.

Entre los temas que más impactan negativamente la baja en la aprobación presidencial están, según la encuesta, el aumento del precio y la devaluación del peso frente al dólar, que aparece entre los temas que “peor” ha hecho el presidente con 8%, al mismo nivel que la inseguridad y violencia por el narcotráfico y, también entre los negativos, con el mismo 8% están las reformas de la administración peñista. Privatizar y vender al país es el segundo tema más cuestionado para Peña Nieto con 7% y luego aparecen la corrupción, Ayotzinapa y la compra del avión presidencial con 4% en las menciones negativas de los encuestados.

Cuando Buendía y Laredo preguntó sobre lo “positivo” del gobierno de Peña Nieto, señalado como “lo mejor que ha hecho” los programas sociales, que aparecen como la principal mención, luego las reformas con 7% y la obra pública y el combate al narcotráfico con 4% de menciones positivas. Lo más duro es que la mayor parte de los encuestados, 39%, consideró que el presidente no ha hecho “Nada” positivo.

Otro dato de la encuesta, que ilustra por qué el presidente puede impactar negativamente el voto para el PRI en las próximas elecciones estatales, es la caída de la aprobación de Peña entre los mismos priístas. Mientras en su primera encuesta de aprobación, en febrero de 2012, el presidente tenía el apoyo de 87% de militantes priístas, en esta última sólo 65% de los que se dijeron priístas “aprobó en algo” su gestión, más de 22% de militantes de su partido. Incluso entre militantes de otros partidos también desciende la aprobación al presidente, de 31 a 25% entre panistas, de 36 a 30% entre perredistas, y entre personas que se declararon “independientes” de los partidos la baja fue de 38 a 26%.

Con esos números y el inicio de las campañas electorales en puerta, la pregunta que se impone es qué tanto pesará la mala percepción de la labor del presidente en el voto a favor o en contra del PRI, que gobierna la mayoría de los 12 estados que eligen gobernador. Está claro que la imagen de Peña Nieto, que antes fue “gran activo” para el priísmo hoy no lo es tanto. Todavía en 2015, en los comicios federales intermedios, el presidente y su partido celebraron que no hubo el “voto de castigo” que muchos analistas y opinadores anticiparon, pues aún con una baja histórica en su votación, el PRI se alzó con mayoría simple en la Cámara de Diputados. La incógnita es si ocurrirá lo mismo en las gubernaturas en disputa el próximo 5 de junio ¿Se impondrá la maquinaria priísta a pesar del desgaste evidente de Peña Nieto y de que el presidente hoy es lastre para el partido gobernante?

NOTAS INDISCRETAS… Las imágenes de la fiesta de Diego Fernández de Cevallos, que inopinadamente subió a las redes sociales Xóchitl Gálvez, son un buen compendio y confirmación de cómo el poder en México se comparte y se reparte. Juntos Carlos Salinas y Felipe Calderón departen sin resquemor alguno, al mismo tiempo que Carlos Navarrete se carcajea con Antonio Lozano Gracia y José Córdova Montoya brinda con el cardenal Norberto Rivera que a su vez aparece con Carlos Slim. No podían faltar destacados periodistas departiendo con el poder para completar el cuadro. ¿Cómo se llamó la obra? “Cumpleaños en familia”… Los dados mandan Serpiente. Caída libre.

sgarciasoto@hotmail.com

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