Si el resultado del conteo rápido del instituto electoral mexiquense, que declaró anoche ganador a Alfredo del Mazo con un máximo de 33.56, contra un 31.73 máximo de Delfina Gómez, se confirma con el conteo de los votos, que el aparato electoral del PRI, potenciado con el dinero público, logró vencer al hartazgo y a la inconformidad antisistema, que no le alcanzó a Morena y a su candidata para provocar una alternancia histórica que se quedó a menos de dos puntos de diferencia.

Se definió así, con las primeras tendencias oficiales y ante un lento fluir de los resultados del PREP, también una victoria, con las uñas pero al final victoria, del presidente Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador en la primera batalla que libraron los dos personajes nacionales en la arena mexiquense, antes de las elecciones presidenciales de 2018. Peña pudo hacer mucho más con el dinero público e hizo ganar a su primo con una “elección de Estado”, de lo que pudo hacer López Obrador con la inconformidad social como bandera y con una maestra como su candidata.

La mínima diferencia de máximo dos puntos con los que puede terminar la elección mexiquense son dos puntos que para el PRI y para el Presidente valen oro, pues representan una bocanada de oxígeno para un partido y un gobierno que, sin poder echar las campanas al vuelo porque ni el Edomex es México ni este resultado cambia el enorme rechazo nacional hacia el priísmo y el peñismo, si logran mandar un mensaje, más hacia adentro que hacia afuera, de que “no todo está perdido” y de que aún se puede dar la pelea para, con todo y lo adverso que aún se ve el panorama, intentar al menos retener el poder en 2018.

Para López Obrador, en cambio, la derrota tiene varias aristas. A reserva de las acciones de impugnación que emprenda y del efecto que tengan en la anulación de casillas, es claro que en el discurso de “ganamos pero nos robaron”, el tabasqueño tendrá que ser más moderado —y así comenzó a verse anoche— de lo que ha sido en otros procesos electorales. El discurso del fraude o la elección robada, incluso el muy palpable de la “elección de Estado”, pueden serle positivos para mantener su posicionamiento y su imagen rumbo a 2018, pero rebasar la línea de la denuncia legal y pasar a las tomas, bloqueos o movilizaciones que afecten a terceros, sería una acción suicida para el tabasqueño y su proyecto presidencial. Porque además, él sabe y lo vimos todos, no habrá autoridades electorales ni tribunales que, aun habiendo materia y causales, se avienten a invalidar o anular la elección mexiquense; no las hubo cuando el dispendio y el dinero federal inundó la campaña del PRI y no hay por qué pensar que las habrá ahora.

Por lo demás, el alto nivel de votación, histórico para un partido opositor en el Estado de México, es altamente positivo para Morena y para López Obrador rumbo a 2018, aunque el no haber podido derrotar a Peña Nieto ni al PRI, le quita las etiquetas de “invencible” e “inevitable” triunfador rumbo a la elección presidencial del próximo año.

A Peña Nieto, en cambio, esa victoria, por pírrica que algunos la quieran ver, con sus dos puntitos, le fortalece al interior de su partido, que no necesariamente hacia el resto de los mexicanos que seguro verán con frustración y también con desánimo, cómo el dinosaurio que muchos se anticipan a matar, todavía patalea y puede caminar si se le inyectan carretadas de dinero federal, estatal y de origen incierto. El Presidente podrá, a partir de su triunfo en su estado, tener un mayor margen de maniobra para controlar la sucesión presidencial y definir al candidato de su partido, ante los grupos internos que ya se aprestaban, en vista del escenario de derrota en el Edomex, a golpear a un grupo gobernante que saliera vencido de su propia tierra.

En el caso de Coahuila los números de anoche, tan cerrados, contrastaban con el ánimo de victoria que prevalecía en el PAN que insistía en el triunfo de Guillermo Anaya, aunque también el PRI aseguraba la victoria de Miguel Riquelme. Coahuila puede ser, con un mayor avance del conteo de los votos, el estado que defina si definitivamente las maquinarias y el dinero público —que también corrió a raudales en el estado norteño— van a poder más que el coraje, el hartazgo y la indignación ciudadana contra la corrupción, la ineficacia y la eternización del PRI en el poder. Coahuila puede significar en ese sentido una alternancia que reivindique la fuerza del hartazgo o, si los resultados terminan de favorecer al PRI, la confirmación de que rumbo a 2018 las estructuras partidistas, movidas y exacerbadas con recursos públicos, todavía van a pesar.

En todo caso, con los resultados de anoche, tal como dijimos, hoy se acelera la disputa por la sucesión presidencial.

NOTAS INDISCRETAS...Si la detención de Javier Duarte despertó suspicacias de un buscado “efecto electoral” a favor del PRI, que nunca ocurrió, la captura anoche de Roberto Borge busca, indudablemente, potenciar el resultado favorable en el Estado de México para el priísmo ¿Servirá o será otra detención políticamente fallida?.. Serpiente de los dados. Caída libre.

sgarciasoto@hotmail.com

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