El estado de ánimo casi general de los mexicanos, de cara al próximo año que se acerca, es de un pesimismo y un temor pocas veces visto. No hay mesa, reunión o plática de café en donde no se escuche a alguien decir que “el 2017 será un año muy difícil y especialmente complicado para los mexicanos”, y lo peor es que cuando se oye ese comentario, quienes escuchan parecen asentir y compartir el sentimiento de miedo e incertidumbre que se percibe en el ambiente. Y es que la volatilidad y el incierto panorama para la economía mexicana, tanto por deficiencias internas como por las amenazas externas, parecen haber contagiado todo el ambiente; y a la falta de certeza económica se suma también una gran incertidumbre política y social en el año venidero.

Los pocos resquicios que quedan para el optimismo, más por actitud que por realidad, se diluyen cuando, desde el mismo gobierno que intenta animarnos con cifras maniqueas de un millón de empleos en el año que termina —sin hablar de la baja calidad, sueldos mínimos y eventualidad de esos empleos— nos llega otro anuncio que aplasta cualquier viso de esperanza y amarga los festejos navideños: los precios de la gasolina subirán el próximo 1 de enero al comenzar la liberación anticipada de combustibles en varias regiones del país. Y según cálculos de especialistas, el golpe al bolsillo de los mexicanos sería de hasta 20%, lo que pondría el litro de gasolina Magna en casi 17 pesos y en más de 18 a la gasolina Premium. ¿Cómo comenzar el nuevo año en el terror de incrementos e inflación cuando la promesa oficial era que la reforma energética traería gasolinas más baratas?

Y en medio de la vorágine económica y social que se viene, un personaje que empieza a ser el centro de críticas y temores de un país que se asoma asustado a un quinto año del gobierno de Peña Nieto muy distinto al que habían prometido con las sobadas reformas. Ese personaje es el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña. Tras la intempestiva renuncia anticipada de Agustín Carstens al Banco de México, que saltó de un barco que veía acercarse a la tormenta cansado de presiones y diferencias con el gabinete económico, Meade quedó demasiado expuesto y se convirtió en el único referente y pararrayos de la tempestad financiera.

El mismo Meade ha tenido que salir a confirmar que, a lo incierto y oscuro que ya se veía el próximo año, se sumará el aumento de golpe de casi 3 pesos al precio de las gasolinas, y con explicaciones técnicas incomprensibles para la mayoría de los mexicanos, sobre “costos, logísticas e insumos”, el secretario ha afirmado algo que cuesta creerle: que el impacto del aumento se atenuará con el tiempo” por el efecto de subidas y bajadas que pronosticó en los precios de las gasolinas a partir de un mercado de precios liberados. Suena más a explicación tecnocrática que trata de dorar la píldora de un “megagasolinazo” el primer día del año nuevo.

Lo paradójico para José Antonio Meade es que esta tormenta perfecta en la economía le llega justo cuando en el ámbito político se habla de él como el aspirante presidencial que el grupo en el poder busca posicionar al 2018. Todo se está alineando, dicen en los círculos del poder, para que el secretario de Hacienda se convierta en el candidato del presidente Peña Nieto y su grupo. Y se menciona desde un supuesto llamado al secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, “para que le bajara” y ya no promoviera sus aspiraciones dejando el camino libre a Meade, hasta la búsqueda de una inédita alianza PRI-PAN con el titular de Hacienda como candidato para enfrentar al adelantado Andrés Manuel López Obrador.

La pregunta que surge ante esos escenarios futuristas que se tejen en torno al experimentado José Antonio Meade es ¿cómo saldrá el secretario de Hacienda de 2017 y sus escenarios inciertos para la economía nacional?, ¿podría un secretario que entregara, en el peor escenario, cuentas negativas de crecimiento, caída de inversiones extranjeras y una economía contraída con mayor inflación, desempleo y una moneda más devaluada, ser un buen candidato a la Presidencia? Veremos si la libra Meade.

NOTAS INDISCRETAS… Justo el día de la primera sesión del nuevo Consejo Político Nacional del PRI, donde se discutieron las convocatorias para las elecciones locales de 2017, desde Coahuila llegó el anuncio de la primera fractura grave que sufre el priísmo con la renuncia del diputado Javier Guerrero, que acusó “simulación e imposición” del gobernador Rubén Moreira en la selección del candidato a gobernador, en la persona de Miguel Riquelme. Guerrero se postulará como candidato independiente y fracturara el voto priísta en Coahuila. Pésima señal para el priísmo en el cierre del año. ¿Será el único estado donde habrá fractura?… Los dados mandan Serpiente. Caída libre.

sgarciasoto@hotmail.com

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