En la lista de precandidatos priístas a la Presidencia hay un primer aspirante al que sus propios compañeros de gabinete, además de algunos encuestadores, ya dan prácticamente por muerto: el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, a quien dentro del mismo equipo presidencial ya no se le ve como una carta viable a la sucesión, luego de que el poderoso funcionario pareciera haber bajado la guardia en sus aspiraciones a 2018 y haberse replegado para dejar el protagonismo a otros secretarios, algunos de ellos de su grupo cercano.

“A Luis ya no se le ve ni siquiera adentro con posibilidades; parece que él mismo ya lo aceptó y si acaso habría que ver si apoya a alguno de los que están en la pelea, cercanos a él, y si decide buscar el Estado de México”, dice un integrante del gabinete federal consultado sobre el tema de la sucesión. Según el mismo funcionario, no hay en estos momentos ninguno de los presidenciables que pueda considerarse con el favor del presidente. “El soltó a todos, los puso a moverse y ya dependerá de cada uno, de su habilidad para posicionarse y de su desempeño en el cargo si llegan o no con posibilidades a la decisión”.

Con el descarte anticipado que algunos hacen de Videgaray, quedan siete priístas en movimiento, cinco del gabinete: Miguel Osorio Chong, Aurelio Nuño Mayer, José Antonio Meade, José Calzada Rovirosa, Claudia Ruiz Massieu, y dos de la estructura del partido, Manlio Fabio Beltrones e Ivonne Ortega Pacheco. El que adelanta en las encuestas es Osorio Chong, aunque eso, dicen en Los Pinos, no le da ventaja real hasta ahora, pues se estima que en los más de 20 meses que faltan para la selección aún habrá movimientos y otros priístas crecerán en las encuestas. Aún así, el de Bucareli es hoy por hoy el mejor posicionado y se mueve con cautela para cuidar su ventaja.

Detrás de Osorio, en el gabinete se mueve con fuerza José Antonio Meade, a quien le permiten de Los Pinos reforzar su equipo con políticos conocedores de la estructura priísta. Es tal la fuerza y el protagonismo de Meade dentro del gabinete, que en varias secretarías y dependencias afirman que se asume casi como “jefe” en temas como los indicadores de bienestar social que el gabinete debe entregar, por instrucciones del presidente, para la próxima evaluación del Coneval. El titular de Sedesol presiona a las dependencias para concentrar toda la información y tamizar los datos antes de entregárselos al Coneval, a fin de evitar “sorpresas” en la medición de pobreza y bienestar en el país.

En el caso de Nuño, también se espera que el titular de la SEP sea uno de los aspirantes que comiencen a crecer en los próximos meses en las encuestas, luego de la forma en que hasta ahora está manejando los conflictos que se le han presentado como el de la CNTE y la reforma educativa, cuyos paros y plantones ha encarado con mano dura el secretario que ordenó el despido de más de 3 mil maestros paristas en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas. Del manejo de ese conflicto, aunado al del Politécnico, que ayer anunciaba el regreso a clases de dos vocacionales más, depende en buena parte el futuro de las aspiraciones de Nuño Mayer.

A José Calzada lo ven al interior del gabinete como “el que anda suelto” y se mueve con su propia agenda, lo que ya le provocó un regaño del presidente por el tema de su declaración 3de3 y su activismo contra Donald Trump, aunque eso no ha hecho mella en el secretario de Agricultura, que se sigue moviendo con todo. El caso de la canciller Claudia Ruiz Massieu es vista como “la opción femenina” en la sucesión y se menciona que su nombre cobraría fuerza si el presidente optara por impulsar una candidatura de género.

Para Manlio Fabio Beltrones, quien en el discurso dice que como presidente del partido no piensa en la sucesión, todos saben que su supervivencia como aspirante fuerte del PRI al 2018 depende de los resultados que logre el próximo 5 de junio. Un buen resultado (nueve de 12 o incluso hasta siete gubernaturas ganadas por el PRI) metería a Beltrones de lleno en la carrera, pero un mal resultado (6 o menos gubernaturas para el priísmo) lo debilitaría e incluso pondría en riesgo su liderazgo en el partido ante el embate de otros aspirantes. En el caso de Ivonne Ortega, el entusiasmo es el mejor aliado de la ex gobernadora yucateca y su condición de género y trayectoria hacen que se le encarte, aunque lejos de los punteros priístas.

Así, parece haber, en este momento, un muerto y seis vivos en la disputa por la candidatura priísta al 2018. Veremos qué tan muerto está el difunto y qué tan vivos salen los que sobrevivan.

sgarciasoto@hotmail.com

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