La primera acción de Andrés Manuel López Obrador como presidente de Morena da una idea de lo incómoda y estridente que será la gestión al frente de su partido. Con su llamado a usuarios de Tabasco a “no pagar” por el servicio de energía eléctrica a la Comisión Federal de Electricidad y a reconectar ilegalmente a aquellos que les corten el servicio por adeudos, López Obrador se metió en aguas pantanosas al desafiar abiertamente a una institución estratégica y promover la cultura ilegal del “no pago”, en una sociedad donde la legalidad es de por sí endeble.

Pero al mismo tiempo, con este movimiento en su estado, Andrés Manuel regresa a sus orígenes: el apoyo de causas populares como activista y líder social para quien “las causas son primero“ y “el fin justifica los medios”, así que transgredir normas en aras de esas causas o mandar al diablo a instituciones o al Estado de derecho es válido, si ayuda a su causa. No es casual que buena parte de los usuarios de Tabasco que hoy abandera en su lucha —40% de usuarios de la CFE en el estado— vivan en una región que para López Obrador tiene un vínculo especial, sentimental y políticamente: La Chontalpa.

Fue en esa región donde, en 1977 como delegado del Instituto Nacional Indigenista, el joven líder priísta, de 24 años, vivió cinco años apoyando a los indígenas y campesinos y se involucró tanto con los pobladores que se volvió un líder en La Chontalpa. Ese crecimiento en su liderazgo social hizo que Enrique González Pedrero lo llamara ese mismo año a colaborar en su campaña para gobernador de Tabasco y, seducido por el carisma y habilidad de aquel joven político lo integrara a su equipo y lo nombrara, en 1983, dirigente del PRI estatal a los 30 años.

Años más tarde, ya como presidente del PRD, López Obrador regresaría en 1989 a La Chontalpa también para encabezar otro movimiento social con los mismos campesinos e indígenas que se negaban a pagar por el servicio de agua al gobierno de Salvador Neme Castillo, que recién comenzaba. Igual que ahora, Andrés Manuel organizó a la gente y creó brigadas para defender “el derecho al agua” y apoyó no pagar por el servicio, tanto para riego como para consumo humano.

Ese es uno de los motivos por los que el hoy dirigente de Morena, a sus 62 años, regresa a sus orígenes y encabeza un movimiento que despierta escozor dentro y fuera de su partido. El otro motivo es su rompimiento total con el gobernador Arturo Núñez Jiménez, a quien apoyó para llegar a la gubernatura, y luego lo acusó de haberlo traicionado ante los pésimos resultados obtenidos por los candidatos de Morena en las pasadas elecciones federales de junio de este año.

Fue precisamente Núñez quien promovió la firma de un convenio con la CFE y la Secretaría de Hacienda para que los tabasqueños morosos que habían dejado de pagar la luz, les fueran condonados sus adeudos menores a 23 mil pesos, a cambio de que se comprometieran a reanudar el pago del servicio. El 60% de los tabasqueños aceptó y firmó el convenio que López Obrador considera una “traición del gobernador que pactó con Peña Nieto y Videgaray”, por lo que llamó al otro 40% a no pagar y les ofreció reconectarles el servicio de energía eléctrica ante los cortes anunciados por la CFE.

El problema es que en su pleito a muerte contra Núñez, el dirigente de Morena se metió a terrenos federales y a un tema que le puede resultar altamente costoso políticamente, sobre todo ahora que promueve su candidatura presidencial al 2018. La cultura del “no pago” a la que explícitamente llamó Andrés Manuel con el argumento de que “si hablamos de deudas, la Federación le debe más al pueblo de Tabasco”, es un tema que para algunos sectores puede resultar muy popular, pero para otros, especialmente los económicos y las clases medias y cautivas del fisco, no son precisamente bien vistos y pueden provocar rechazo a quien los promueve.

El flamante presidente de Morena es especialista en “estirar la liga sin llegar a romperla”, dicen sus defensores, mientras sus detractores hablan de su “tendencia a victimizarse como el elemento político donde mejor funciona y se mueve”. ¿Qué pasará si Andrés Manuel avanza en esa línea radical? ¿Mandarán la fuerza pública a Tabasco para apoyar a la CFE? ¿Es eso parte de lo que busca? Y que viene después ¿llamar a deudores de la banca a declararse en incapacidad de pagos o dejar de pagar impuestos considerados injustos? Aún para un pejelagarto, esas son aguas demasiado pantanosas; sobre todo para uno con sus aspiraciones.

sgarciasoto@hotmail.com

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