Con la emisión de la convocatoria ayer por la Junta de Gobierno, la sucesión por la rectoría de la UNAM arrancó formalmente. El mensaje de José Narro en la víspera, que habló de una “sucesión garantizada”, fue en los hechos la despedida del rector saliente para dar paso a una contienda interna que, aunque institucional y sujeta a las estrictas normas internas, no estará exenta de la efervescencia y agitación de la comunidad académica y estudiantil y del golpeteo natural de una competencia por encabezar la Universidad más grande del país y una de las principales de América Latina.

Entre los aspirantes que han manifestado abiertamente sus intenciones de buscar la Rectoría están la doctora Rosaura Ruiz, directora de la Facultad de Ciencias; el doctor Sergio Alcocer, de la Facultad de Ingeniería y ex subsecretario de la Cancillería; Enrique Graue, director de la Facultad de Medicina, y Leonardo Lomelí de la Facultad de Economía, y Gloria Ruiz, directora de la Facultad de Filosofía. También se sabe que Bolívar Zapata ya presentó esta semana su renuncia a la Coordinación de Ciencia de la Presidencia de la República para participar en la sucesión y se menciona como otros posibles candidatos a Gonzalo Guerrero, ex director de Ingeniería, y Suemi Rodríguez, ex directora de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán.

Los 15 integrantes de la Junta de Gobierno decidirán quiénes serán invitados formalmente a ser candidatos, de acuerdo a sus méritos, reconocimiento y trayectoria académica. Luego, la misma Junta invitará a cada candidato a exponer su propuesta y proyecto para la UNAM y con base en ello deliberará para elegir por mayoría al nuevo rector.

Los ánimos ya comenzaron a calentarse en CU. El hecho de que haya dos posibles candidatos que provienen del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, Sergio Alcocer y Bolívar Zapata, ha despertado algunas expresiones de rechazo en la comunidad estudiantil. En los últimos días en algunas facultades del campus como Filosofía, Ciencias Políticas y Medicina aparecieron cartulinas con leyendas alusivas a una presunta injerencia del gobierno federal en el proceso de sucesión universitaria. “Fuera Peña. Ni lo pienses Alcocer”, decía una de las pancartas, en clara alusión al ex subsecretario de Relaciones Exteriores, quien niega ser “el candidato del gobierno”, y defiende su trayectoria académica en la UNAM.

En el otro caso, el del científico y profesor Francisco Bolívar Zapata, sus credenciales universitarias no están en duda, como tampoco su prestigio académico nacional e internacional. Pero su reciente paso por Los Pinos, donde trabajó bajó las órdenes del ex jefe de la Oficina de la Presidencia y actual titular de la SEP, Aurelio Nuño, hace que algunos intenten etiquetarlo también como “prospecto del gobierno”. En su larga trayectoria, Bolívar Zapata ha sido integrante de la Junta de Gobierno y ha participado en la elección de otros rectores. Incluso, al menos cinco de los actuales miembros de la Junta que elegirán en esta ocasión al nuevo rector, fueron sus compañeros y eso hace que otros aspirantes vean en ello una condición de posible inequidad en el proceso a favor del bioquímico e investigador.

Lo cierto es que el proceso en la UNAM apenas comienza y con todo y los augurios de Narro para una sucesión pacífica y los mecanismos institucionales de elección, la naturaleza de la universidad, su diversidad y pluralidad políticas, siempre son tierra fértil para caldear los ánimos y aumentar la temperatura política. Pero como está en estos momentos la situación del país, con una efervescencia social a flor de piel, el caso Ayotzinapa a punto de cumplir su primer aniversario y el 2 de octubre a la vuelta de la esquina, más nos vale que la sucesión de la Rectoría transcurra en paz, sin manos negras o injerencias externas. Que a nadie se le ocurra incendiar la pradera de la Ciudad Universitaria. Porque entonces sí ardería el país.

NOTAS INDISCRETAS… Después de lo tensa que fue la última reunión del presidente Peña Nieto con los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el 29 de octubre de 2014, los asesores presidenciales no quisieron volver a llevar el tema a Los Pinos y optaron por un escenario neutral como el Museo de Tecnología de la CFE. Pero más allá del foro, el Presidente no se salvará hoy de la presión y, a la actitud que tomen  mañana los padres presentes, se suma la huelga de hambre iniciada ayer por otros familiares de los normalistas. Veremos si esta vez Peña tiene algo más bajo la manga que condolencias y promesas… Se agitan los dados. Otra Escalera.

sgarciasoto@hotmail.com

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