El general Salvador Cienfuegos no duda al afirmar: “No disparamos contra civiles en Aquila, nunca lo hemos hecho; no lo hacemos ni cuando nos atacan en los cuarteles”. Y luego, con la misma contundencia, reconoce que en Calera, Zacatecas, las investigaciones de la Procuraduría de Justicia Militar apuntan a que los militares sí participaron en la desaparición de 7 personas quienes fueron encontradas asesinadas, y aunque afirma que al menos cuatro de ellos están identificados como presuntos integrantes de una célula criminal, aclara que “en ningún caso se justifica un actuación así” del personal militar que dio la orden de llevárselos el pasado 7 de julio. Por eso, el general confirma que ya están presos en una cárcel militar un capitán, un teniente, y dos subtenientes sujetos a proceso.

En charla informal con periodistas, el titular de la Sedena asume que el Ejército reconoce que algunos de sus integrantes han incurrido en abusos y delitos en la labor de seguridad encomendada en el país, pero niega contundente que se descalifique a toda la institución y denuncia que hay “campañas de desprestigio que ocultan toda clase de intereses”. Rechaza que el Ejercito busque impunidad para soldados u oficiales que delinquen y, como prueba de ello, menciona que se han entregado más de mil 150 expedientes judiciales contra militares al Poder Judicial, elaborados por la Procuraduría Militar para que ahora, con la reforma constitucional, sean juzgados por la justicia civil. Sin embargo, también se queja el general: de esos más de mil expedientes que hemos dado a jueces civiles, sólo 5 o 6 han recibido sentencia y el resto siguen sin juicio. ¿Quién entonces es responsable de la impunidad?

Salvador Cienfuegos reitera en esta plática, al sur de la ciudad, lo que antes dijo a EL UNIVERSAL en entrevista: que sobre Tlatlaya el primer interesado en que ya se lleve a cabo el juicio a los militares acusados es el Ejército. “Queremos que ya los juzguen para que se demuestre, con pruebas y no sólo con dichos, si son o no culpables, y también que los soldados puedan defenderse y dar su versión de los hechos”. Acusa que, al igual que en el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, ha habido una campaña de “desinformación y manipulación” para mostrar al Ejército como culpable, cuando en Tlatlaya ni siquiera ha habido un fallo judicial, y en Iguala, afirma, “el Ejército no tuvo nada que ver con esas desapariciones”.

Sobre el caso reciente de Aquila, donde pobladores de Ostula afirman que la muerte del niño y los cuatro heridos civiles el pasado domingo fueron por disparos del Ejército, Cienfuegos niega tajante que los militares hayan disparado contra la población. “Sí hicieron algunos disparos pero fueron al aire, para dispersar, pero nunca disparamos contra los civiles. No lo hemos hecho ni siquiera cuando nos atacan en los cuarteles. Y no lo haremos”. Asegura que el Batallón acompañaba a la Policía Antimotines a petición del estado, tras la captura de Semeí Verdía y que al encontrar el bloqueo en el puente de Ixtapilla, los soldados apoyaron a la policía, que lanzó gases lacrimógenos, mientras al convoy le aventaron piedras y cilindros de gas que los manifestantes pretendían hacer explotar con disparos.

En videos difundidos ayer se ven jaloneos entre miembros del Ejército y pobladores y se observan tanques de gas que retiran los soldados de la carretera. Se oyen disparos, pero no se observa bien de dónde provienen, mientras pobladores corren a resguardarse a una vivienda cercana. En todo caso, el titular de Sedena asegura que, por ley, ellos ya no pueden investigar de dónde provinieron los disparos, aunque sostiene, como lo hizo el Grupo de Coordinación Michoacán desde el lunes, que “los soldados no dispararon a los civiles”.

Muy distinta es su posición en el caso de Calera, Zacatecas, donde reconoce la participación de un capitán, un teniente y dos subtenientes que sí se llevaron a los 7 desaparecidos, aunque muestra fotografías y videos difundidos ayer en internet donde se identifica al menos a cuatro de ellos como sicarios que participaban en ejecuciones y degollamientos. Aún así, acepta Cienfuegos, “no entendemos por qué los militares actuaron de esa manera” y por eso están presos los cuatro en un penal militar, mientras se les investiga y se les somete a juicio porque los cuerpos sí tienen huellas de ejecuciones.

sgarciasoto@hotmail.com

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