¿Qué debemos entender cuando el Estado mexicano y sus instituciones recurren a la fuerza pública —Ejército, Marina y policía—, para garantizar una elección intermedia —como la de hoy—, en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas?

¿Qué entender cuando una elección que llega a su clímax reporta 26 muertes violentas, todas vinculadas con el proceso electoral? ¿Cómo explicar que de esas 26 muertes 21 son hombres y 5 mujeres; 11 pertenecen al PRI, 7 al PAN, 5 al PRD y una —respectivamente—, al PT y Morena; además de que 6 eran militantes de partido, 6 candidatos o precandidatos, 5 dirigentes..? ¿Por qué 3 de esas muertes ocurrieron, respectivamente, en los estados de Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Veracruz y Distrito Federal, en tanto 2 —respectivamente—, en los estados de México, Chihuahua y San Luis Potosí y una muerte en Tabasco, Puebla y Yucatán?

¿Cómo explicarle a la sociedad y al mundo que un cártel mafioso como la CNTE —empoderado desde Gobernación—, hoy tiene en jaque el proceso electoral? ¿Cómo decirle a los ciudadanos que el gobierno federal construyó al monstruo que hoy lo hace rehén?

Ley pactada. ¿Quién le explicará a la Historia que al regreso del PRI al poder, el viejo partido tricolor condenó a la miseria, el atraso, la desigualdad, la ignorancia y la ignominia a millones de niños, ya que ese nuevo PRI prefirió pactar con el Cártel de la CNTE antes que obligar a los maestros a cumplir la ley y su responsabilidad?

¿Cómo justificar política y legalmente que el gobierno federal violenta la Constitución en materia educativa —por un lado—, y al mismo tiempo exige que los violentos del Cártel CNTE no impidan la elección?

¿Quién le dará una explicación sensata a los millones de oaxaqueños arruinados por el mafioso Cártel de la CNTE, cuando los llevó a la ruina la indolencia, la estupidez y la ineficacia de los tres órdenes de gobierno y los tres Poderes de la Unión? ¿Con qué cara los miles de candidatos de los diez partidos en contienda pedirán el voto ciudadano, cuando lo que deben pedir es perdón?

Democracia sin demócratas. ¿Quién le explicará a la Historia que la mexicana parece una democracia de utilería? Y es que a partir de la noche de hoy y en los primeros minutos de mañana, todos o casi todos los derrotados en la contienda reclamaran ser víctimas de las distintas formas del fraude electoral.

¿Quién dará la cara frente a la Historia cuando se cuestione a políticos, partidos y candidatos que son parte de un circo democrático en donde la nueva ley establece como causalidad de nulidad de la elección casi cualquier cosa?

Es decir, que el estímulo para pelear en tribunales una elección es mayor al estímulo mismo a ganar una elección en las urnas. Por eso veremos a los próceres de la democracia mexicana reclamar la anulación de todas las elecciones en donde hayan sido derrotados, y los veremos gritando el clásico ¡fraude..! ¡fraude..! ¿Con qué cara los miles de candidatos —remedos de la cultura democrática—, se atreverán a pedir el voto? ¿No entienden que antes que pedir un voto deben pedir perdón a la sociedad agraviada, ofendida?

El perdón. ¿Y por qué razón deben pedir perdón partidos, candidatos y gobiernos, a una sociedad lastimada, que no cree en partidos y menos en la política? La lista es larga, pero proponemos 35 razones por las que la clase política toda debe pedir perdón a los ciudadanos, antes que pedir el voto.

Deben pedir perdón por ineficaces, por mentirosos, corruptos, porque sólo les importa el puesto y no los ciudadanos, por indolentes, valemadristas; deben pedir perdón por servirse del servicio público, por engañar a los votantes, por ignorantes, por antidemocráticos, por tramposos e incongruentes, por tener muy mala memoria, por ser irrespetuosos de la ley, por farsantes, por olvidar a sus patrones, que son los ciudadanos; deben pedir perdón por abusivos; por no cumplir ni hacer cumplir la Constitución.

Candidatos, políticos, partidos y gobernantes deben pedir perdón a los ciudadanos por incumplir sus promesas de campaña, por burlarse de los ciudadanos todos los días, por no transparentar sus bienes, por ocultar sus trampas y conflictos de interés, por abusar de la confianza ciudadana, por meter a la nómina a toda la familia, por usar el dinero público con fines personales, por crear mafias de poder, por hacer trampa en los procesos electorales, por desviar recursos a las empresas familiares, a los negocios de los amigos…

Y es que estará en decadencia y será enviado al bote de basura, todo político, candidato, partido y gobernante que no entienda que la sociedad está hasta la madre de los políticos, los candidatos, los partidos y gobernantes tramposos, rateros y mentirosos.

Reconsiderar el voto. Por ese hartazgo muchos han revivido el discurso “engañabobos” de que lo mejor es anular el voto. No, aquí creemos que esa propuesta resulta tramposa e interesada. Incluso parece otro engaño. Por eso, al momento de cruzar la boleta los ciudadanos deben reconsiderar su voto y recordar a los malos político, malos gobernantes y malos partidos?

Deben recordar, por ejemplo, cuales gobiernos solapan las marchas, los plantones, los bloqueos y deben recordar a otra mafia, la de ambulantes, taxis piratas, transporte público deficiente, microbuses destartalados, sin olvidar los baches, las inundaciones, drenaje inútil y las comunidades sin agua, las calles sin banquetas, las banquetas sin rampas para discapacitados, los semáforos que no funcionan, los cruceros sin paso peatonal.

Los electores deben recordar los edificios que violan el derecho de uso de suelo, a las construcciones que se adueñan de propiedad pública, al crimen organizado, criminales organizados, a los gobernantes que trabajan para el narco, a los vendedores de drogas, a los sicarios, a los secuestradores, a los extorsionadores, a los asaltantes, defraudadores, presos sin sentencia, delincuentes en libertad, a los jueces corruptos, a los policías coludidos, a los delincuentes de cuello blanco.

Debemos recordar a los que se enriquecen sin pagar impuestos, a los legisladores que llevan toda la vida en el Congreso, a los que gobiernan con amigos, familiares y compadres, a los que dan o reciben moches; recordar la Casa Roma de Marcelo, el robo de la línea 12 del Metro, a los gobernadores que reprimen, a los alcaldes que roban poquito; debemos recordar antes de votar, las escuelas sin pizarrones, sin baños o sin techo. Si tenemos claro quién está detrás de esas calamidades, podremos votar en contra.

El derecho al voto es de dos; el que vota y el que es votado. Y para botar a los malos gobernantes lo mejor es el voto a favor de una alternativa. Al tiempo.

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