Hoy, en todo México, un solo hombre sabe quién será el nuevo presidente del PRI. Ese hombre se llama Enrique Peña Nieto. Y nadie sabe si ya decidió.

Por lo pronto, entre la clase política se insiste que sólo llegaron a la recta final Aurelio Nuño y Manlio Fabio Beltrones, en ese orden.

Sin embargo, lo que posiblemente no sabe Peña Nieto es que ninguno de los 9 millones 873 mil 367 militantes que integran el padrón del PRI se llama Aurelio Nuño Mayer. ¡Sí, aunque usted no lo crea!

Y si hay dudas pueden consultar un extraordinario trabajo realizado por la página La Otra Opinión, que revisó uno a uno el padrón de militantes de la página oficial del PRI y el sitio del INE —además de que se hicieron tomas de pantalla y que la búsqueda se extendió a otros aspirantes—, en donde se encontraron Manlio Fabio Beltrones, Alfonso Navarrete Prida y muchos otros, incluido el militante Enrique Peña Nieto.

Pero por ningún lado aparece como militante del PRI Aurelio Nuño Mayer, actual jefe de la Oficina de la Presidencia; ni en el padrón del Estado de México, menos en el Distrito Federal y no se diga en el padrón de las 32 entidades. Y no aparece porque, según una fuente del PRI, Aurelio Nuño nunca se afilió al PRI. Por tanto, no pertenece al PRI.

¿Siguen con las dudas?

En los 9 millones 873 mil 367 militantes del PRI existen 4 mil 464 que se llaman Aurelio —en todo el país—, pero ninguno lleva los apellidos Nuño Mayer.

En Nuevo León, por ejemplo, aparece un Aurelio Nuño Escobar; en Jalisco un Aurelio Gil Nuño y en el Estado de México un Aurelio Villalpando Nuño. Pero nada más.

Pero resulta que los estatutos del PRI obligan a que los candidatos a la dirigencia nacional hayan ocupado un cargo de dirigencia del tricolor. ¿Y qué creen? Que el joven Nuño nunca ocupó cargo alguno en dirigencia alguna del PRI. No lo registran como militante del PRI o con cargo alguno la página de Presidencia de la República, ni los portales de Transparencia y menos la Estructura Territorial, el Movimiento Territorial, el Frente Juvenil Revolucionario, la Asociación Nacional de la Unidad Revolucionaria y ninguna otra estructura del PRI.

Peor si se recuerda que entre otros requisitos que habrán de cumplir quienes aspiren a dirigir al PRI destaca una militancia de, al menos, 10 años; además de estar inscritos en el registro del partido y mantenerse al corriente en el pago de cuotas partidistas. ¿Pero qué creen? Que Nuño tampoco cumple esos requisitos.

Sin embargo, todos recuerdan un clásico de Porfirio Muñoz Ledo. “Si el PRI quiere hacer presidente a una vaca, la hace presidente”. Es decir, que si Peña Nieto quiere de presidente del PRI a Aurelio Nuño, desde el poder recurrirán a lo necesario para hacerlo presidente, sin importar estatutos o reglas del juego.

El problema, en ese caso, es que desde Los Pinos habrán iniciado un peligroso regreso al pasado; a los tiempos de Miguel de la Madrid, cuando el control total provocó la mayor fractura en la historia del PRI y —al mismo tiempo—, el nacimiento del cardenismo; habrán reeditado “el golpe de Estado” de Roberto Madrazo al PRI y la derrota anunciada.

El PRI no puede jugar el juego de lo que hace la mano, el PAN, hace la tras, el PRI. No puede imitar el ensayo del PAN con un joven atolondrado y sin idea política.

Y si legal y estatutariamente Aurelio Nuño está imposibilitado para ser presidente nacional del PRI, la lógica política y la lógica a secas indican que Manlio Fabio Beltrones tiene el camino libre al PRI. Al tiempo.

Twitter: @ricardoalemanmx

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