No nos desdiremos: a Eva Cadena le pusieron un cuatro, cayó en una trampa. Pero añadiremos otro elemento al análisis: en las trampas solo caen las ratas y demás especies de fauna nociva o depredadora.

El primer video en el que recibía dinero para entregárselo a El Peje, le dejaba el beneficio de la duda. Pero el segundo mostró una conducta recurrente. Y el tercero, la evidenció como una traficante de influencias políticas, que no solo incurrió en la ilegalidad de recaudar dinero para fines electorales, sino que aceptó moches para promover leyes a modo. Nada que no hagan, por cierto, sus compinches del PRI, del PAN, del PRD y de todos los partidos. Sin que seamos tan tontos como para consolarnos con este mal de muchos.

Quienes grabaron a la hoy ex candidata de Morena a la alcaldía de Las Choapas, Veracruz, sabían que ella era la indicada, que no tendría empacho en recibir la lana. Y lo hicieron con el innegable fin de exhibirla y golpear a un partido en ascenso, y a la aspiración presidencial de su líder, López Obrador, cuya oferta política está sustentada en la honestidad, en la lucha contra la corrupción.

Pero esa intención aviesa, similar a la de los video-escándalos de 2006, no es el meollo del asunto. Lo verdaderamente grave es el hecho denunciado por EL UNIVERSAL: la comisión de por lo menos dos delitos de una abanderada de Morena, partido que, en el discurso de su líder nacional, se ha asumido como “castillo de la pureza” que, por lo evidenciado, no es.

No cabe, ni es aceptable, por tanto, la sola teoría del complot. Hay evidencias de corrupción en Morena, y López Obrador debe hacer algo para extirparla, si es que quiere evitar una caída de preferencias que ya podría estar resintiendo.

Eva Cadena es parte de esa gangrena que debe amputarse. Nada ha dicho ella de quienes le dieron el dinero ni de la red de la que inevitablemente forma parte. Pero una voz surgida de aquella corrompida geografía, salió a decir que deben investigarse otros actos de corrupción en Morena. Fue la del padre Alejandro Solalinde, respetable defensor de migrantes, quien advirtió del grave riesgo que éstos representan para lo que, en su opinión, “es el último recurso para lograr un cambio pacífico en México”.

El presidente de la Pastoral de Movilidad Humana del Episcopado exigió a AMLO tolerancia cero con los malos militantes. Y le dio nombres, los primeros de los muchos que dice tener el director del albergue para migrantes “Hermanos del Camino”, y que asegura estaban al tanto del episodio de Eva Cadena:

Alberto Mijangos Martínez, aspirante frustrado a regidor en Coatzacoalcos. Trabajó para el ex alcalde priísta Iván Hilman, quien junto con su esposa Mónica Robles hizo voraces negocios al amparo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán. Después, ya en el gobierno de Javier Duarte, se ligó al repudiado perredista Francisco Valencia García, mejor conocido como Paco Grasas, de quien fue asesor en la Comisión del Agua y luego director. Desde ahí operó para frustrar la alianza PAN-PRD para la eventual candidatura al gobierno del estado. Renunció al PRI el pasado 30 de enero.

Víctor Carranza Rosado, delegado municipal de Morena en Coatzacoalcos y ex funcionario de Pemex impugnado por la Función Pública, también ligado a la dupla Hilman-Robles que, junto con el grupo empresarial Integra, busca recuperar con Morena los negocios que perdió con el PRI.

Y Erick Lagos Jiménez, ex presidente del comité directivo estatal del PRI, ex secretario particular de los ex gobernadores Fidel Herrera y Javier Duarte, y ex subsecretario y ex secretario general de Gobierno del hoy detenido en Guatemala. De sus latrocinios da cuenta la fastuosa residencia que posee en Coapexpan, al sur de Jalapa, a la que el pueblo llama El Sapo, por aquello de que una vez muerto, más se va esponjando.

Morena y AMLO no deben, en su afán de ganar fuerza y amarrar acuerdos, llenarse de ese cascajo político. El daño puede resultar incalculable. Si no actúan ya, no podrán evitar que, en la percepción de la gente, se considere a Morena como el Movimiento de Recaudación Nacional.

INSTANTÁNEAS: 1. YUNES Y EL LICENCIADO. Dámaso López, El Licenciado fue, como se sabe, subdirector de seguridad del Penal de Puente Grande, Jalisco, y operador, desde ahí, de la primera fuga de Joaquín El Chapo Guzmán. Su nombramiento ocurrió cuando Diódoro Carrasco era secretario de Gobernación y Miguel Ángel Yunes director de Prevención y Readaptación Social de esa dependencia (1999-2000). Con el cambio de gobierno, Yunes quedó como coordinador de asesores del nuevo titular, Santiago Creel, pero dejó en su anterior encargo a su incondicional Enrique Pérez Rodríguez. En enero de 2001 ocurrió la fuga. El Licenciado había renunciado días antes. Hoy Yunes es gobernador de Veracruz y Enrique Pérez su secretario de Educación.

2. TRAS OTRO GOBERNADOR. La Comisión Instructora del Congreso de Oaxaca aprobó el miércoles pasado iniciar juicio político al ex gobernador Gabino Cué para desaforarlo y poder procesarlo por presuntos actos de peculado. Los legisladores oaxaqueños dicen no saber dónde notificar a Cué su decisión. Que lo busquen en Madrid. Ahí le ha dado refugio Alberto Vargas Vargas, quien fuera su secretario de Administración y quien decidió irse a vivir allá con el amor de su vida, Lucky Sada.

3. DESLINDE. El Conacyt, que dirige el doctor Enrique Cabrero Mendoza, salió al paso de la versión que circula en redes sociales de que ha otorgado becas en el marco de las campañas políticas que tienen lugar en el Edomex. Rechazó tajantemente que cualquiera de sus programas se canalice en forma alguna con fines político-electorales.

rrodriguezangular@hotmail.com, @RaulRodriguezC

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