Andrés Manuel López Obrador se reinventa. En un proceso de autopoiesis, en el que se recrea a sí mismo, se acerca a los actores y factores que en una u otra medida han impedido su acceso al poder presidencial en dos ocasiones. ¿Le dará eso la oportunidad de consumar su máxima de que “la tercera es la vencida”?

Obsesionado por gobernar este país y aferrado a la convicción de que en un sistema aparentemente democrático como el mexicano estar de lado del pueblo es suficiente para entronizarse, AMLO despreció y atacó permanentemente a quienes detentan el capital nacional.

Éste, desde distintos frentes y apelando a sus incontables recursos, se unió para apoyar una propuesta distinta a la “populista”, como consideró la que ha presentado por años el ex dirigente perredista. Así, perdió la oportunidad de encumbrarse, primero frente a Felipe Calderón, y después frente al hoy presidente Enrique Peña Nieto.

Uno de esos factores de poder real lo constituyen sin duda los medios de comunicación. En ese esquema, Televisa ha sido considerada una empresa capaz de convertirse incluso en factótum de decisiones fundamentales. Y es a ésta a la que AMLO ha regresado después de ocho años de estarla acusando de mantener un cerco mediático para no difundir sus mensajes y su actuación.

Hace algunos años Luis Inácio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, declaró a un diario mexicano que de haber sido consciente del peso que tiene la oligarquía, no se le habría enfrentado y no hubiese tenido que competir tres veces para gobernar su país.

Esa lección parecía un consejo para el entonces jefe de Gobierno del DF, susceptible de poner en práctica, quien, aun cuando escuchaba muchas voces que se lo habrían hecho notar, siguió empeñado en que con el pueblo la bastaría para trastocar estructuras, redes, poderes, intereses y protagonizar el cambio con su lema de “Primero los Pobres” y su meta de construir la “República del Amor”.

El tiempo se encargó de enseñarle que estaba equivocado. Por eso sigue en campaña para la contienda de 2018. Pero hoy su estrategia es otra. Ahora parece haber comprendido lo básico de que se puede estar muy en favor de la sociedad —y que bueno que así fuere en todos los políticos—, pero no se puede acceder al gobierno en su primer nivel si no es con la anuencia, o por lo menos sin la resistencia, de la clase pudiente.

Con todo lo declinante que algunos observadores ven a Televisa a partir de su falta de credibilidad y de los “grandes cambios” que ha hecho, pero que han resultado tan intrascendentes que se ha visto obligada a despedir a varias “estrellas”, es innegable que se mantiene como un enorme aparador. La capacidad de exposición que aún tiene es indudable.

Por eso, contra todo lo esperado, el presidente de Morena estuvo en ese foro esta semana y exhibió varias de las facetas que bien podrían considerarse como una evidencia de que está llevando a cabo una tarea de reingeniería, de rediseño de sí mismo, tomando como base o como parte esencial un acercamiento con el grupo al que ha detestado por tanto tiempo.

Sabedor de que el titular del Poder Ejecutivo tiene en sus manos todo el aparato estatal, fuertes vínculos con el sistema de partidos, las instituciones electorales y la clase política, e inmensos recursos económicos, no dudó en ponerse de su lado en caso de que Donald Trump amenace al país y a los migrantes.

En otras ocasiones, como en la entrevista que le hizo Carlos Loret, ha reiterado su idea de que, si llega a la primera magistratura, decretará una amnistía para los corruptos. Y aunque sobre Carlos Salinas de Gortari pareció ratificar su aversión, en la línea en que se halla no sería impensable que fuese más flexible y anuente.

Conciliado con los poderes económico, político y mediático, flexibilizada su postura frente a ellos y recibido correctamente ese mensaje entre el electorado de que ya no es “un peligro para México”, como se lo ha presentado siempre, Andrés Manuel López Obrador busca acercarse a su meta como no lo pudo hacerlo en tantos años en que, admirablemente, contra viento y marea, nunca la perdió de vista...

SOTTO VOCE… Mikel Arriola, director del IMSS, se reúne con delegados y directores de unidades médicas de alta especialidad. Resalta avances en materia financiera, médica y tecnológica y pide continuar con la misma dinámica de trabajo y entrega para elevar en 2017 los resultados de este años... Con tiempo, cuidado y mesura, el rector de la UNAM, Enrique Graue, lleva al reputado escritor Jorge Volpi a la Coordinación de Difusión Cultural, en lugar de Teresa Uriarte. El ex director de Canal 22, vinculado muy de cerca a nuestra máxima casa de estudios, deberá designar a los directores de TvUNAM y RadioUNAM... El doctor Miguel Ángel Mancera, aclara que no se busca establecer una triple tributación a la plusvalía en los bienes inmuebles en Constitución de la Ciudad de México. Con base en el artículo 122 de la Carta Magna, simplemente se mantendrá la obligatoriedad de que todo desarrollador aporte una contribución que permita hacer mejoras en sus proyectos de construcción para beneficio de la comunidad... Lamentable, la posición de México entre sus socios de la OCDE en materia educativa.

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