El slogan “es un peligro para…”, que hoy se usa por cualquiera en todos lados para destruir al enemigo y cerrarle el paso al máximo poder político, podría empezar a gestarse después de las elecciones del próximo domingo. De registrarse una alta votación porcentual para Morena, como se espera, Andrés Manuel López Obrador se colocaría en la perspectiva de ser, en efecto, “un peligro para México” en 2018. Pero sería un “peligro democrático”.

Lo sería porque la alternativa de cambio estructural radical de las sociedades por la vía de las armas dejó de ser opción hace varias décadas, sobre todo en América Latina. Y el dos veces candidato a la Presidencia de México, con todo lo que se le pueda echar en cara, jamás ha insinuado la posibilidad de apelar a ese recurso para gobernar este país.

Desde los años 80, en que empezó a tomar auge el neoliberalismo en paralelo con la “democratización” universal, la alternativa de los cambios profundos en todos los aspectos comunitarios a nivel planetario se basan esencialmente en las urnas.

Éstas representan el derecho, la libertad, la igualdad, la paz, el orden, la conciencia, la competencia… rasgos, representaciones y conductas de la más alta condición humana, que es la Razón.

Es en las urnas, asentadas en la ley y en las instituciones, donde se dirimen las diferencias de la población, los grupos, los partidos, los políticos. Es ahí donde se elige a los supuestos mejores gobernantes. Es ahí donde intentan fraguarse los anhelos colectivos. Donde el ciudadano puede empezar a diseñar un ideal de mundo, de vida mejor.

Empero, en México la gente está desilusionada de su sistema de partidos, de sus representantes. Está cansada y harta de escuchar promesas que muy pocas veces se cumplen, de ejercer su derecho al sufragio en la idea de mejorar, de esperar que aquellos a quienes encumbra cumplan con sus deberes administrativos, jurídicos, políticos y éticos. La peor evidencia de ésta, su más grave falta, especialmente durante los últimos 20 años, es que ni siquiera han podido, sabido o querido garantizar la vida y el patrimonio de las personas. La inseguridad se ve como un dramático, casi irreversible problema.

Para los conflictos no resueltos, agravados o agregados, en otro momento y circunstancias, la alternativa era la guerrilla. Había que modificar todo de raíz por medio de la violencia. El clandestinaje, las balas, la irracionalidad, eran el camino que quedaba. No son pocos los países que se transformaron por esos medios.

Hoy, esa posibilidad está en el sufragio, en la competencia electoral. Y ese parece ser el proceso que podría iniciarse o ser más visible después de los comicios del 5 de junio. Los elementos para una revolución, sintetizados en el alejamiento de los gobernantes respecto de los gobernados, propios de otro tiempo y aún acentuados ahora, están dados.

Pero la ciudadanía, todavía tolerante, la contempla por otra ruta; la quiere y la buscará por medio del voto, pacíficamente. En México, podría estar próxima a ser protagonista de una revolución democrática, sin alusión alguna, desde luego, al instituto que lleva hoy ese nombre.

El hombre capaz de aglutinar y encausar la inconformidad social ahora, naturalmente, es Andrés Manuel López Obrador. Su primera prueba de fuego, en su ruta hacia su tercera candidatura presidencial, será el 5 de junio. En el resultado de esa competencia, podría estar la amplia base social de transformación a futuro que por tanto tiempo ha buscado.

Si su partido se coloca como la segunda fuerza electoral, será y se hará más evidente el potencial ganador de AMLO para 2018. Alcanzar ese status le permitiría reunir, concitar o conjuntar a miles, millones de personas que concebirían la posibilidad de mudanza total que la mayoría quiere. Aun los grupos que se le han opuesto, tendrían que ser anuentes a esa realidad. Para nadie es humillante rectificar; menos si se mira al interés y al beneficio de todos.

El peor de los peligros, y esta es la parte preocupante del escenario, es que se le sumen grupos extremistas, izquierdistas radicales y anarquistas que, aún con las prerrogativas legales que a todos asisten para elegir y transformar, mantengan su postura de apelación a la violencia y hagan de una posible revolución democrática, una tiranía… a la que nunca se debe dar paso.

SOTTO VOCE… La justa electoral del domingo será una prueba para todos los partidos. Cada uno sentirá el ánimo y la disposición del electorado. Hay varios a los que no les irá nada, pero nada bien. El PRI, dada su longevidad, organización, presencia y capacidad de movilización, parece estar en perspectiva de ganar la mayoría de los cargos en disputa. Lo mejor es que tengamos una jornada en paz… Los profesores disidentes de la CNTE han llegado demasiado lejos con sus agresiones y desmanes. Se los ha dejado hacer por la cercanía de los comicios. Pero en cuanto éstos pasen, algo muy fuerte va a suceder, pronostican importantes actores políticos, quienes aseguran que la estrategia ya está lista para ser puesta en práctica.

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@mariobeteta

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