Rumbo a la campaña presidencial de 2018, los partidos políticos deben considerar el contexto en el cual se encuentran e identificar cada uno de los factores que pueden intervenir en los comicios.

Dentro del área de la imagen pública y el marketing político, un recurso fundamental que todo político debe utilizar y pulir es la reputación, así lo señala el consultor español Javier Galue, quien apunta que “el voto va directamente ligado a las reputaciones del candidato y del partido político”.

Por lo anterior, a continuación haremos un análisis de la reputación del partido que hoy ocupa la Presidencia de la República (PRI) y de su actual dirigente, Manlio Fabio Beltrones.

Es preciso señalar que aunque se le haya cuestionado en varias ocasiones sobre su posible candidatura presidencial y su respuesta sea evasiva, mencionando que actualmente está enfocado en los retos electorales cercanos, sus aspiraciones son evidentes.

La campaña mercadológica empleada por el Revolucionario Institucional  para regresar al poder, incluyó una imagen acompañada del mensaje “El nuevo PRI”, mediante el cual buscaban cambiar la reputación de partido hegemónico que por más de 70 años gobernó, exhibiendo una nueva generación que promovía con una  forma distinta de hacer política.

Esta respuesta de colocación en el electorado nació como resultado de la creciente desconfianza que existe en las instituciones, que quedó sustentado recientemente en el estudio “México: Confianza en Instituciones 2015” donde los partidos políticos fueron los peor evaluados obteniendo una calificación de 4.9 en una escala de 0 al 10 (Consulta Mitofsky).

Por ello en mayo de 2013, el entonces coordinador de la bancada priísta Manlio Fabio Beltrones, aparecería ante las cámaras sin el bigote que lo caracterizó por décadas, cuestión que explicaría como una muestra de solidaridad con un familiar (ADNpolitico).

El cambio en su apariencia sería oportuno para refrescar la imagen que tienen los antiguos políticos en el inconsciente colectivo, pues sus 63 años de edad lo evidenciaban como perteneciente a ese grupo.

Una parte fundamental de la reputación política, es tratar de minimizar los hechos polémicos que afecten la percepción ciudadana, casos específicos como el supuesto vínculo del ex gobernador con el narcotráfico (The New York Times, 1997).

En contraparte las habilidades y triunfos deben ser explotadas al máximo, por ello el equipo de Beltrones lo ha posicionado como un gran operador político, ya que en el sexenio de Felipe Calderón, siendo senador de la oposición, fungió como enlace directo del presidente y como negociador en reformas constitucionales.

Esto fue ratificado en su reciente periodo como diputado federal (2012-2015) donde cumplió la importante tarea de la aprobación de  reformas estructurales sobre las cuales el gobierno de Peña basaría su proyecto de nación.

Dicha labor le valdría obtener la anuencia del presidente para encabezar al partido en busca de triunfar en los comicios electorales futuros, donde la primera escala se hará el próximo 5 de junio y como lo ha dicho Manlio, de las 12 gubernaturas en juego aspira a ganar en al menos 9 estados.

El sonorense que en noviembre de 2011 optaría por declinar sus aspiraciones presidenciales para sumarse a la causa del hoy primer mandatario, ha actuado inteligentemente apostando a la unidad institucional y a los resultados que ha ofrecido a su trinchera partidista.

Manlio tiene una ventaja sobre algunos de sus compañeros que buscan la candidatura presidencial al interior del partido, puede venderse como un candidato parcialmente independiente del peñismo (pues no forma parte del grupo Atlacomulco) y a la vez, no se encuentra confrontado con él, situación que representa ventaja con respecto a la baja aprobación del presidente.

Es preciso mencionar que la percepción tanto de un partido como de un personaje es difícil de cambiar en la mente del electorado, lo que sí es viable es aprovechar las coyunturas para obtener un impulso que logren consolidar el respaldo de un grupo fuerte de personas dentro y fuera del PRI.

Aún con resultados favorables en las próximas elecciones que lo hagan competir fuertemente en su partido, el verdadero reto para Beltrones y para la clase política en general, será convencer a las masas, que hasta el día de hoy no confían ni en la reputación ni en la renovación.

FACEBOOK: Miguel Delgadillo Ibarra

TWITTER: @mike_delgadillo

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