¿Y los otros “Duartes”?

“Yo abandero un proyecto que representa transparencia, limpieza, ánimo, entusiasmo, júbilo, alegría. Representa las ganas de trabajar con todo esmero, con toda dedicación, para consolidar un proyecto que se llama Veracruz”, dijo Javier Duarte de Ochoa en abril de 2010, en plena campaña que lo llevaría a la gubernatura.

Hoy, a dos días de su licencia para defenderse de distintas acusaciones e investigaciones en proceso (tanto de la PGR, el SAT, la Auditoría Superior de la Federación, como de su mismo partido, el PRI) queda claro que la realidad hizo añicos las palabras. ¿Transparencia? ¿Limpieza? ¿Alegría? ¿Dónde?

Cayó Javier Duarte; dice que se defenderá para limpiar su nombre. Titánica (y se antoja que casi imposible) tarea. Es una buena noticia, sin duda, pero hay un peligro: que volvamos a vivir con él algo así como “síndrome Elba Esther Gordillo”.

Sin duda que Duarte tiene mucho qué responder. Está difícil que salga bien librado, pero aún no está sentenciado por nada ni nadie. Aún si fuera detenido y pisara la cárcel, es importante que las acusaciones se prueben, con respeto a su debido proceso, y sea incontrovertible su responsabilidad y pena. Para eso, aún falta.

Ayer leía que Jorge G. Castañeda, cuando en estos días le preguntaron en un evento público sobre su amistad con Elba Esther Gordillo, ex poderosísima líder del sindicato de maestros más grande de Latinoamérica, la definió como “presa política”. Más allá de la controvertida definición, es un hecho que a tres años de su detención no hay sentencia en su contra. Que ha estado a punto de salir varias veces, además, por su edad y por enfermedad (un beneficio que le ha sido reiteradamente negado).

Es importante que el proceso contra Duarte, sin duda en marcha (más allá que haya roto la omertá priísta de que con los suyos sólo había complicidad), continúe con otros “duartes”. Textual y metafóricamente. Bien decía ayer Ricardo Raphael que el sistema los crea, en plural. No es el único.

Sólo falta que ahora Duarte —quien como ayer muchos decían se ganó a pulso la percepción pública del gobernante ejemplo de corrupción y cinismo en el país— no se vuelva de pronto “víctima” y casi casi “chivo expiatorio”. Que quiera ser el caso único que intente limpiar la cara de todo un sistema.

Si el PRI va en serio con eso de “limpiar la casa”, sí aún quieren tener una mínima posibilidad para tratar de convencer a la ciudadanía de que —ahora sí, de nuevo— han cambiado y ya no son corruptos, tendrían que hacerlo.

Como también hubiera sido creíble que iban contra líderes sindicales corruptos cuando aquel día de febrero de 2013 apresaron a Gordillo y todos esperáramos que otros, percibidos (hasta exhibidos, a veces hasta por ellos mismos o sus hijos e hijas) como dueños de una fortuna imposible de adquirir de manera legal, hubieran seguido tras ella.

Ese día, recuerdo, muchos exclamaron, admirados: “Hay Presidente”, con una suerte hasta de temor. Y ya ve en lo que estamos hoy.

La licencia de Duarte (que aún tiene fuero, recuerde) es una oportunidad más para que este gobierno peñista decida atacar la corrupción. Dar muestras claras de que atiende esta petición encendida, señalamiento clarísimo de parte de la sociedad. ¿Lo hará?

Por cierto, también sería un buen detalle nombrar secretario de la Función Pública. Está vacante desde que se fue Virgilio Andrade… y no es que tengan poco trabajo.

No hay que perder de vista lo que pase en Veracruz, que no por irse Duarte se acabarán los problemas. ¿Qué pasará con los niveles de inseguridad que se viven en la entidad?, ¿qué pasará con los casos de desaparición registrados en su gestión? ¿Qué información de los “verdaderos prestanombres” de Duarte presentará Miguel Ángel Yunes en cuanto tome posesión y que “cimbrará al país”?

Y los nueve son: Edna Jaime, de México Evalúa; Viridiana Ríos, de “México, ¿cómo vamos?”; Antonio Gómez Espiñeira, del Instituto Mexicano de Contadores Públicos; Sergio López Ayllón, director del CIDE; María Elena Morera, de “Causa en Común”; Juan Pardinas, del Imco; Pedro Salazar, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; José Luis Juan Caballero Ochoa, investigador de la Universidad Iberoamericana y Cynthia Cantero, ex presidenta del Instituto de Transparencia de Jalisco.

Ellos son desde ayer los integrantes de la Comisión que elegirá al muy poderoso Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción.

El próximo lunes habrá importantes cambios en la señal de televisión abierta en nuestro país.

Por un lado, TV Azteca –donde trabajo, lo digo para ser transparente-- renovará el contenido de sus canales 7 y 13, con nuevas opciones informativas. La apuesta es demostrar que la tv sigue siendo uno de los medios de comunicación con más penetración a nivel nacional. El anunció lo hizo desde agosto pasado Benjamín Salinas , presidente de esa cadena de televisión.

También el lunes a las 8 de la noche saldrá al aire Imagen Televisión, la nueva cadena de televisión propiedad de Grupo Empresarial Ángeles, que encabeza Olegario Vázquez Aldir. Con el lema “Juntos somos libres” la apuesta es renovar la señal de la televisión abierta a nivel nacional en la que sólo competían Tv Azteca y Televisa.

Una de sus apuestas es el prime time con Ciro Gómez Leyva como conductor del noticiero nocturno de las 10 de la noche. A mediodía estará Yuriria Sierra y en la mañana Francisco Zea.

En la noche, los televidentes tendremos cuatro noticiarios a la misma hora a elegir: Denise Maerker en el canal Las Estrellas; Ciro, en el canal 3, Javier Alatorre en el Trece, ahora 1, de Tv Azteca. En televisión restringida está Carlos Puig en Milenio TV.

Bienvenida la competencia.

Bob Dylan finalmente ganó el Premio Nobel de Literatura. Robert Allen Zimmerman, el poeta y músico, había sido durante años considerado finalista. A mi me encantó la decisión.

Buenísimos, por ciertos, los memes que piden que a Haruki Murakami (gran escritor japonés) le den un Grammy. Sólo falta que alguien lo musicalice…

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