El cáncer de la violencia no se combate con aspirinas, tampoco con medicinas caducas. El alarmante aumento de homicidios dolosos en lo que va del año muestra una vez más el fracaso de la autoridad terca en aplicar remedios de fuerza, probadamente fallidos, con vocación violenta y sin dimensión social.

De enero a la fecha, el número de ejecuciones se incrementó en un 20 por ciento; septiembre fue el mes más violento del sexenio con mil 974 crímenes, superando a agosto que llevaba el primer lugar por encima del mes de julio que ya había alcanzado la cifra récord.

También han aumentado las violaciones (6%), el secuestro, el robo de vehículos (2%) y el robo a negocios (1%).

Los delitos de alto impacto alarman por su incremento súbito, y la tendencia a la alza, sin freno, desde hace cuatro trimestres.

Son datos difundidos por la organización civil Semáforo Delictivo (www.semaforo.com.mx), fundada y dirigida por Santiago Roel.

El Informe correspondiente al tercer trimestre de 2016 nos pone los pelos de punta al proponer como única manera de frenar los delitos de alto impacto regular el mercado negro de las drogas, principal fuente de violencia y corrupción; 6 de cada 10 homicidios dolosos son ejecuciones del crimen organizado; con plata o plomo las mafias se fortalecen adueñándose de las plazas hasta que el sistema colapsa, las autoridades se someten… y los demás delitos se disparan.

En entrevista, Santiago Roel advierte que nadie se atreve a darle la vuelta a la violencia; que domina la falsa idea de combatir el mercado negro de las drogas con policías y no con principios económicos. “Si no regulamos las drogas, si las instituciones no toman control del mercado, seguirá el deterioro y la pérdida de confianza en las autoridades”.

Además, cierto es que en México, gran parte de la sociedad se opone a la regulación de las drogas, al confundirla con promoción de consumo, y los políticos no se atreven a luchar contra ese prejuicio, por no llevar la contraria a los electores.

Pesan más las mentiras que las muertes… “Es una tragedia por donde se le vea”, lamenta el titular de Semáforo Delictivo.

La única fórmula aplicada con todo rigor es la acción de las Fuerzas Federales en calidad de bomberos para apagar el fuego de la violencia en los estados en llamas. En realidad esto ofrece resultados engañosos.

Si bien la presencia de policías y militares inhibe la violencia, el resultado es temporal; en cuanto se retiran, la sangre vuelve a correr ante la negligencia por debilidad, incapacidad y complicidad impune de instituciones de seguridad locales.

La presión va en aumento.

Voces del empresariado reflejan hartazgo ante la evidencia de que el Estado ha sido rebasado.

“Es momento de hacer un alto y cuestionar a fondo las estrategias de seguridad (…) no podemos hacer más de lo mismo esperando resultados diferentes, eso es una locura”, alerta el informe de Semáforo Delictivo.

No queda claro que esa sea la solución ante la apremiante situación; parece más un cambio de formas, cuando la solución requiere con urgencia un movimiento de fondo, un cambio de paradigma.

EL MONJE DETECTIVE: Tres son las causas fundamentales de la violencia, todas interrelacionadas. Jóvenes en riesgo por falta de oportunidades; mal gobierno ineficaz y opaco y un narcomercado en auge. A los jóvenes se les debe prevenir socialmente; no tratarlos como criminales. Al mal gobierno lavarle la cara sucia con zacate y jabón transparente y antitranspirante, otorgando a la participación ciudadana el papel protagonista que merece. Al mercado negro de estupefacientes, poniéndolo en manos de médicos y no de policías coludidas con las mafias. Total, urge buscar soluciones a los problemas y no más problemas a las soluciones.

@JoseCardenas1

josecardenas@mac.com

www.josecardenas.com

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