Lo que era un secreto a voces hoy sale a la luz pública. La caja de Pandora se ha abierto y es apenas el comienzo. Uno de los más grandes negocios del mundo, la FIFA, ha quedado exhibido como el órgano corrupto y arrogante que es.

Corrupción, fraude, extorsión, lavado de dinero, delincuencia, son las palabras que han estado en boca de miles de periodistas que han dado los pormenores del asunto que incluso llegó a manos de la justicia estadounidense. Pero, ¿cómo entender este hecho que tanto ha afectado la imagen del futbol?

Los catorce personajes de la FIFA involucrados en el asunto —y no dudamos que haya cientos más— fueron corrompidos por la avaricia, flechados por el poder, acariciados por el dinero ajeno, motivos que los orillaron a actuar con deshonestidad y malicia.

Entender más de veinte años de engaño sería imposible, imaginar lo que pasó por la cabeza de estos individuos resulta abrumador y poco congruente con los valores que presume una institución de la talla de la FIFA; juzgar a los involucrados no me corresponde, pero lo que sí me toca como parte del medio es denunciar todo aquello que vaya en contra del fair play, porque no sólo debe pedírsele a quienes llevan a cabo el futbol, sino a quienes lo dirigen, están detrás de la persiana y que tienen a su cargo la organización de los eventos que hacen al futbol llegar a su máximo esplendor.

La mala imagen y la desconfianza en la institución no se quitará nunca. Lo que desde hace muchos años tuvo que haberse solucionado, fue creciendo como bola de nieve hasta arrastrar todo a su paso.

Ahora el gobierno de Estados Unidos clama por justicia, por extraditar a los culpables y hacerlos responsables por lo que hicieron.

Esto no acabará aquí, sino que conforme avancen los días se destaparán más nombres que también deberán rendir cuentas no sólo a la justicia, sino a la familia futbolística que vive sus tiempos más difíciles.

Ojalá, por el bien del deporte, que el efecto no sea en dominó; que se dé por terminado el mal ciclo para iniciar uno donde reine la honestidad. Queremos que el futbol se viva con una esencia blanca y que de lo que se hable de aquí en adelante sea de los logros en los diversos torneos, de los adelantos y crecimientos en pro de hacer una mejor labor y no de sus secretos más oscuros.

Increíblemente ayer ha sido reelecto Blatter como presidente, confirmando la gran cantidad de aliados que tiene y que han vendido su dignidad para extender a perpetuidad la dictadura perfecta en la FIFA

Hablando de la final. Asombrosa la manera de Santos de enterrar las ilusiones de los Gallos, quienes jamás imaginaron verse en un presente tan complicado. La espectacular aportación de cuatro goles de Javier Orozco y uno más de Diego González tienen hoy a la Laguna cocinando el festejo. Una estrella más está a punto de bordarse, pero no hay que cantar victoria aún, porque el futbol siempre regala sorpresas.

deportes@eluniversal.com.mx

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