Más Información
Senadora de Morena denuncia agresión de policías de Tonanitla; acusa a alcalde de instruir violencia
Iglesia propone tregua de un día en México; gana apoyo en medio de creciente violencia y “fallidas” estrategias de seguridad
Leyes secundarias de reforma judicial avanzan en comisiones; oposición alerta por injerencia y falta de independencia
Piden corregir “lagunas jurídicas” en reforma a alternativas del cigarro; advierten que la tabacalera Philip Morris podría beneficiarse
“Reforma judicial y tómbola sepultaron miles de carreras”: Norma Piña; advierte que solo el tiempo mostrará sus efectos
SRE investiga boda en el MUNAL; Órgano Interno inicia indagatoria tras denuncia de Claudio Ochoa en EL UNIVERSAL
Una de las imágenes más impactantes de los últimos años fue la del cuerpo sin vida del niño Aylan, de tres años de edad, sobre una playa turca en el mar Mediterráneo. El menor perdió la vida cuando su familia naufragó luego de embarcarse con el fin de salir de su país en busca de un mejor futuro.
Historias como esa suenan lejana a muchos en esta parte del mundo, pero la realidad muestra que en México y naciones vecinas se viven situaciones parecidas. No hay un conflicto bélico como tal, pero sí violencia entre pandillas y bandas criminales.
Este lunes EL UNIVERSAL inicia la publicación de trabajos sobre Los niños migrantes de la guerra del sur. La situación de inseguridad que enfrentan países del llamado Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala) ha incrementado el arribo de menores de edad a México. Miles de ellos viajan solos, sin documentos, por lo que 99% es regresado a sus lugares de origen. De 2010 a la fecha el Instituto Nacional de Migración tiene registrados a 66 mil niños que ingresaron sin algún familiar que los acompañara. En 2013 fueron 5 mil 562 y en 2015 se alcanzó un pico de 20 mil 347; para 2016 la cifra tuvo un ligero descenso a 17 mil 530.
Muy pocos son los que solicitan refugio al Estado mexicano; a pesar de ello, el número se incrementó 350% en tres años: 65 menores hondureños, salvadoreños y guatemaltecos hicieron ese trámite en 2013, pero en 2015 la cifra llegó a 229.
Las historias de los jóvenes y adolescentes que solicitaron refugio son similares. Habitaban en comunidades donde eran obligados por pandillas a unírseles para cometer ilícitos y asesinatos. En sus relatos los menores reconocen que no tenían más alternativa que abandonar su país o “caer en la garra de los grupos criminales”.
En el momento en que los gobiernos de cualquier nación colocan en el desamparo a su población menor de 18 años ponen en riesgo su viabilidad como país. Si los menores carecen de educación, salud y entorno social estable, una buena parte de la sociedad se convierte en carne de cañón para grupos criminales trastocando el futuro de familias y de las comunidades.
La niñez en México tampoco se encuentra en condiciones óptimas en cuestión de violencia. Los menores aquí enfrentan también la amenaza de grupos criminales en zonas focalizadas, pero no es la única. Explotación, trata y abuso son situaciones que colocan a los menores en peligro. México presentará esta semana líneas de acción, en conjunto con la ONU, para evitar la violencia.