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Desfondado por la salida de López Obrador, desprestigiado por Los Chuchos que se quedaron con la franquicia, contra las cuerdas por la criticada gestión de su baluarte Miguel Ángel Mancera, arrinconado por los problemas de seguridad en Michoacán y Morelos, sus otros dos bastiones, el PRD parecía condenado a la irrelevancia.
Sin figuras que emocionaran al electorado, mochado de adeptos, su posición en las encuestas se encontraba lejos de aquel PRD de Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles o el propio Andrés Manuel, y más cerca de codearse con la “chiquillada” del Partido Verde, el PT, el Panal. Y quizá de una manera que resultó todavía más brutal para su identidad, el año pasado fungió como partido satélite del PAN. Sólo así, con la derecha, este partido fundado en la izquierda pudo colarse a las butacas de atrás de los triunfos en las gubernaturas de Quintana Roo, Chihuahua y Veracruz el año pasado.
Nadie daba un peso por el PRD.
Pero qué intrincados son los caminos de la política. Sin que hayan cambiado ninguna de las circunstancias cuasi-catastróficas citadas anteriormente, hoy el PRD es la fruta más deseada por los partidos grandes.
Su porcentaje en las encuestas sigue estando lejísimos de sus épocas de oro, pero resulta que esos puntos porcentuales que tiene ahora pueden ser el fiel que incline la balanza.
El ejemplo más acabado es el del Estado de México.
Los cuarteles del priísta Alfredo del Mazo, la morenista Delfina Gómez y la panista Josefina Vázquez Mota reconocen que el candidato del PRD les ha sorprendido. Juan Zepeda se ha vuelto jugador en una contienda en la que no se esperaba nada de él ni de su partido. Su creciente posición en las encuestas ha movido las arenas:
Al mal-enrachado PAN le urge revivir la alianza PAN-PRD que tan exitosa fue el año pasado, como última oportunidad de quedarse con el estado políticamente más relevante del país. El PRI ya se dio cuenta que Zepeda le resta votos a Delfina —izquierdas al fin— y buscará evitar a toda costa que decline a su favor. Morena sabe que si logra que Zepeda apoye a Delfina, tiene la gubernatura en la bolsa.
Esos puntos del PRD ya valen oro en el Estado de México y empiezan a valerlo para la presidencial de 2018. La ecuación es la misma en una contienda que se prevé cerrada. Así que a la hora de analizar todo esto más que pensar en un “por qué”, hay que pensar en un “por quién”: Andrés Manuel López Obrador, quien quizá tuvo para sepultar al PRD y ahora, involuntariamente, lo está haciendo renacer.
SACIAMORBOS. Si uno escucha que en el Senado alguien propone conmemorar el Día de la Desaparición Forzada, uno imagina que desde la izquierda se lo quieren restregar al régimen. La sorpresa es cuando uno descubre que se trata de un misil contra un ex presidente lanzado desde dentro de su propio partido. ¿Por qué? Por la candidatura presidencial de 2018.
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