El 26 de octubre del año pasado sucedió algo que no se divulgó, pero de lo que existe evidencia videográfica: un grupo de papás de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa visitó las entrañas de la fiscalía encargada de investigar el caso de sus hijos. Conocieron a los ministerios públicos que han integrado el expediente, vieron sus lugares de trabajo, las computadoras con las que laboran…

Fue un momento emocionante para ambas partes, la oficial y la que ha exigido justicia. Fue también un símbolo de entendimiento, de confianza y de diálogo entre la PGR y los padres de los normalistas.

¿Por qué no fue tan destacada esa visita tan relevante? Nadie la quiso ocultar. Lo que pasó fue que una noticia más grande terminó por opacar el encuentro y restarle relevancia: horas después de la visita, la procuradora General de la República, Arely Gómez, era removida del cargo. Y con ella, también se fue el hombre que fungió como guía de los padres y sus representantes: el entonces subprocurador de Derechos Humanos, Eber Betanzos.

No sólo fue la visita. No sólo fue conocerse en persona. Hubo otras cosas relevantes que fueron compartidas por la PGR a los padres, sus abogados y los activistas que los defienden:

1.- Agarraron mintiendo en sus declaraciones a dos integrantes de la policía de Iguala. Ellos habían dicho que nunca salieron de ese municipio la noche de la tragedia, sin embargo, los exámenes digitales practicados a sus teléfonos celulares marcaron que esa misma noche uno se fue a Chilpancingo y el otro a Acapulco. Esos dos agentes estaban a punto de ser citados a declarar y muy seguramente serían aprehendidos. Nada de eso ha sucedido. Siguen libres.

2.- Seis policías municipales de Huitzuco declararon que nunca dejaron esa localidad. Pero lo mismo: sus teléfonos celulares los delataron: fueron a Iguala esa noche. Su destino tuvo que haber sido similar: la cita, la detención. Pero siguen libres.

3.- Hay otras dos personas, presuntamente vinculadas con los grupos criminales de la zona, que habrían tenido participación en los hechos.

4.- La alta tecnología utilizada en seis cuadrantes de la zona para detectar en el suelo si la tierra ha sido removida recientemente (señal para buscar fosas clandestinas) había arrojado algunos resultados que debían seguirse. Y nada.

En cambio, sobre este caso, lo único que ha ofrecido la PGR, ahora bajo el mando de Raúl Cervantes, ha sido algo que suena a mera simulación: enviar al Órgano Interno de Control el estudio sobre las presuntas irregularidades de Tomás Zerón, ex director de la Agencia de Investigación Criminal, al realizar una diligencia ministerial. Es la tercera vez que le pasan un asunto de la Visitaduría General al Órgano Interno de Control. Ya las dos veces anteriores el Órgano contestó que éste sólo se ocupa de asuntos administrativos, y que por tratarse de un tema relativo a una investigación, la propia Visitaduría debería entrar en materia… pero no entra.

Y nada avanza. Ni en Ayotzinapa. Ni en Tanhuato, donde el expediente estaba listo para solicitar la aprehensión de varios policías federales. Ni en Apatzingán… Nada.

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