Los planes de estudio universitarios no marchan al mismo ritmo que se presentan en el mercado. La globalización y tecnologías crecen exponencialmente mientras en las políticas públicas de comercio existen pasos erráticos y la pauta actual es un zizageo entre la apertura comercial y el retroceso proteccionista y cierre de fronteras.

En ese entorno, se generan climas de gran incertidumbre que paralizan las inversiones empresariales y vuelven extremadamente cautelosos a los mercados. Ritmos vertiginosos y caminos inciertos vuelven obsoletos los planes académicos y la brecha entre la preparación universitaria y la práctica laboral se amplía.

Hay que decirlo: existen asignaturas que no se habían contemplado en los planes de estudio y que ahora resultan imprescindibles.

Las materias para mantenerse actualizados en el campo laboral son siete: negociación, gestión y dirección de empresas, ética, lógica, filosofía, derecho corporativo y comercio internacional.

La negociación es crucial para el profesionista. Debe saber sumar soluciones y dirimir conflictos, convencer y aprovechar coyunturas, tiempos y recursos. La sola práctica de la oratoria no basta. Se requiere el doiminio de muchas habilidades para generar acuerdos en ambientes altamente convulsos y competitivos como los que ahora vivimos.

Por otra parte, la gestión y dirección de empresas que en su momento se consideró una opción entre tantas, ahora no es una asignatura más, sino que resulta vital para el emprendedurismo en cualquier sector. Actualmente no requerimos profesionistas que ocupen un lugar de trabajo de manera indefinida, sino creadores de soluciones que pongan en el mercado ideas y soluciones originales que satisfagan necesidades y expectativas del consumidor. El emprendedor es un actor sustancial para mejorar la oferta de un país tanto en productos como en servicios. Se trata de una figura crucial de desarrollo.

Al mismo tiempo que se delínean profesionistas más independientes y comprometidos con sus propias ideas, se requiere que sean personas éticas, capaces de dar lo mejor de sí para la sociedad y el mundo. Las universidades no están dispuestas a generar “robots” que realizan tareas intrascendentes o sin sentido. Se necesitan profesionsitas que se visualicen como agentes de cambio.

Por otra parte, existe una asignatura que hemos considerado intrascendente: la lógica. Paradójicamente, en ambientes caóticos y actores políticos impredescibles, se requiere evaluar actuaciones y procesos con otras cribas más allá de la sola intuición o imaginación. Las ciencias sociales, la política, economía, finanzas y comercio tienen una faceta lógica que no podemos desestimar en la planeación de escenarios.

Filosofía, por otra parte, es una asignatura que cobra actualidad y relevancia porque necesitamos empezar a pensar, descubrir orígenes, desentrañar misterios de acciones, políticas y estructuras. Encontrar el hilo conductor de lo que aparece como desordenado y carente de historia, lógica y sentido. Es adentrarnos en la esencia de las personas y cosas. Una materia obligada hoy en día, sin lugar a dudas.

Ahora, en medio de esta vorágine de datos, estructuras, acciones y leyes, es conveniente saber de derecho corporativo para blindar a las empresas y las acciones que realice cada profesionista en una firma. Ya quedaron atrás los profesionistas que sólo copiaban contratos. Hoy se requiere un conocimiento holístico que pueda comprender oportunidad y trascendencia de cambios estructurales en materia energética, de telecomunicaciones, laboral y en el ámbito educativo, por ejemplo.

Otra asignatura crucial hoy en día es el comercio internacional. Los tratados de libre comercio adquieren nuevas características en las que se tratará de imbricar las ventajas de exportación con el resguardo o proptección de la industria doméstica. Lo que hace 20 años funcionó hoy da un nuevo viraje y deberán generarse nuevos acuerdos. El profesionista debe estar preparado para crear mejores ideas y soluciones en la materia.

Comúnmente las universidades señalan que el tiempo para aprobar actualizaciones en cada carrera son muy tardadas, un promedio de seis meses a un año. Sin embargo, lo que se puede implementar de manera inmediata para responder de manera oportuna a las necesidades del mercado son programas de prácticas y actualizaciones, conferencias y mesas redondas. Robustecer la oferta extracurricular con el apoyo de expertos en las diferentes carreras.

En la medida que aportemos a nuestros alumnos, éstos serán más valiosos no sólo en el mercado laboral sino en la sociedad en su conjunto.

Rector del Colegio Jurista.

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