Una de las principales fuentes de divisas para nuestro país es sin duda alguna el turismo. Si queremos que éste siga a la alza y sigamos subiendo en el ranking de los países más visitados del mundo, un aspecto prioritario a considerar es la conservación y protección del medio ambiente y los recursos naturales, ya que en muy buena medida es gracias a éstos que buen número de visitantes nacionales y extranjeros se ven atraídos por nuestros destinos. Como dijera hace unos días el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, “si no cuidamos a la naturaleza, no la vamos a poder disfrutar”.

Es en este contexto en el que nos tenemos que preguntar, ¿qué hay más importante que el capital natural? ¿Qué acaso, al final del día, no todo lo que queramos hacer depende de que tengamos buenas condiciones ambientales? La economía, la creación de empleos, la seguridad, la educación, el narcotráfico, la infraestructura y la alimentación son temas prioritarios e incluso algunos de ellos de seguridad nacional. Sin embargo, resulta que si la naturaleza no está bien, si la destruimos, todo lo anterior no pudiera ser.

Entonces, ¿por qué no priorizar algo de lo que todos dependemos para nuestra vida cotidiana? ¿Por qué dañar o afectar manglares, arrecifes, tortugas, bosques, áreas naturales protegidas?

Si ese fuere el caso, de que se pusiera al medio ambiente como prioridad, que no lo es hoy en día, a continuación se dan algunas ideas básicas que puedan servir para que la actividad turística sea más ambientalmente responsable. No estamos hablando de ecoturismo, estamos más bien ante una oportunidad para que la actividad turística en su conjunto sea la que valore en su justa dimensión la biodiversidad y actuar con ésta y no en su contra. Se trata de que crezca la actividad turística no a expensas de la naturaleza sino con ésta. Sí aprovechar a la naturaleza, pero racionalmente, para que los que vengan atrás de nosotros la puedan igualmente aprovechar.

Igualmente, debe el sector turístico ser muy respetuoso del marco legal que le es aplicable, ya sea el uso del suelo, las licencias de construcción, someterse en tiempo y forma a la evaluación del impacto ambiental que le corresponda y cumplir las densidades de los ordenamientos ecológicos que por desgracia y ante la voracidad de algunos, no siempre se respetan. Pueden implementar principios de Derecho Ambiental Internacional como el principio de prevención o el de precaución.

Es necesario que los turisteros valoren los servicios ambientales que nos da la naturaleza y que sepan cómo aprovecharlos mejor. Por otra parte, y de manera voluntaria, se pueden someter a una certificación que avale que en efecto su comportamiento es ambientalmente responsable, lo cual pueden demostrar a través de la implementación de mejores prácticas internacionales en materia de turismo y sustentabilidad. Esto implica, además, la necesidad de respetar y tomar muy en cuenta las prácticas y las costumbres de las comunidades indígenas.

Para concluir con esta serie de sugerencias, se propone igualmente que se tenga un “Código de Ética en Turismo Sustentable”, que se respeten y apoyen los esfuerzos ya en camino relacionados con las áreas naturales protegidas (por ejemplo, pudieran contribuir a rescatar especies amenazadas y en peligro de extinción), tanto terrestres como marinas, que se contemple en la concepción de los proyectos, incluso antes de la compra de algún predio, cómo están los temas relacionados con la disponibilidad del agua, el uso del suelo, la generación del ruido, emisiones a la atmósfera, generación de residuos, entre otros aspectos.

No podemos perder de vista que los turistas a nivel global cada vez más están buscando destinos que sean ambientalmente amigables. Si nuestro país no logra el balance entre la actividad turística y el cuidado y el respeto a la naturaleza, nosotros mismos como destino de descanso y placer nos vamos a ir autoexcluyendo del mercado y los visitantes nacionales y extranjeros pondrán su mirada en otros lugares, lo cual, supongo, nadie en México quisiera que fuese el caso. ¿Cómo asegurar entonces que la actividad turística tomará con seriedad y responsabilidad su rol de velar por el bienestar del capital natural del cual dependen ellos mismos para atraer visitantes?

Director general del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA)

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