Por Jael Guzmán

De acuerdo con el Centro de Estudios Migratorios del Instituto Nacional de Migración, cada año entran a México 120 mil centroamericanos por la frontera sur.

Si bien, ven a México como una parte del recorrido hacia Estados Unidos, al llegar a este país se dan cuenta de que cada vez es más difícil acceder al sueño americano debido a que son víctimas de los grupos delictivos que los acechan para quitarles sus pertenencias.

Aún al saber de la situación por la que pasan los migrantes, principalmente de El Salvador, Honduras y Guatemala, hay personas que no están dispuestas a brindarles apoyo. Así lo muestra la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, en donde señala que una tercera parte de los mexicanos de la CDMX no respetan los derechos de los migrantes.

Un caso de ello, es el conflicto presentado en la colonia El Recreo de la delegación Azcapotzalco, en donde el sacerdote Alejandro Solalinde, dedicado desde el 2007 a la defensa de los derechos de los migrantes, fundó el Albergue para Adolescentes Migrantes. Sin embargo, algunos vecinos de dicha colonia han protestado, pues temen que con su llegada a la delegación y así también a la CDMX, aumente la delincuencia que de por sí, ya es bastante.

Comentarios como: “¿Por qué quieren que mantengamos a los que vienen de fuera? ¿Por qué quieren que tratemos bien a los migrantes y a los migrantes de nosotros los matan en la frontera?” se escuchan entre los vecinos molestos por la presencia de dos docenas de jóvenes que buscan el apoyo del gobierno mexicano.

Por otra parte, se le reclama al sacerdote la existencia de dicho albergue con preguntas como: ¿Por qué no se los lleva a su casa? Este pleito ha llegado hasta los golpes, entre quienes apoyan a los migrantes y los que se han aliado para lograr sacarlos de la colonia.

Así es como han reaccionado los ciudadanos ante la presencia de los centroamericanos que optan por quedarse a buscar un trabajo y abandonar el sueño americano. Así es como por “no conocer las mañas que puedan traer” son rechazados y desplazados.

México -como lo menciona Jorge Andrade, del Colectivo Ustedes somos Nosotros- no es nada más un país de expulsión sino de tránsito, y se está convirtiendo en un país de destino.

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