La cuestión de los derechos humanos en Cuba siempre suscita muchas controversias. Utilizado con fines políticos para atacar a la Revolución Cubana; algunas opiniones buscan estigmatizar a las autoridades de La Habana, acusándolas particularmente de perpetrar violaciones masivas de los derechos fundamentales de sus ciudadanos. Sin embargo, es asombroso observar que no se propone a la opinión pública ningún análisis comparativo. ¿Acaso no permitiría este tipo de propuesta hacerse una idea más precisa de la realidad de los derechos humanos en la isla tomando como referencias algunas de las naciones que a menudo se erigen en jueces moralizadores?

El prestigio internacional de Cuba en materia de derechos humanos fue reconocido el pasado 28 de octubre nuevamente al ser elegida, con 160 votos (el país más votado de la región), en la Asamblea General de Naciones Unidas, como Estado miembro del Consejo de los Derechos Humanos (CODEHU) para el periodo 2017-2019.

Cuba fue electa en 2006 como miembro pleno y fundador del Consejo, evidenciando la falsedad de las acusaciones en la antigua Comisión y descorriendo el velo que querían imponer los enemigos de la Revolución. Cumplió dos mandatos consecutivos (máximo establecido) y fue electo una vez más como miembro pleno en 2013 para el periodo de 2014 a 2016.

Este hecho constituye un reconocimiento al prestigio y la labor de la Mayor de las Antillas y su Revolución, cuya innegable obra en la promoción y la protección de todos los derechos humanos para todos, y en la creación de una sociedad cada vez más justa, más igualitaria, más humana, no puede ser desconocida.

Existen diferencias sustanciales de percepciones a la hora de abordar el tema. Cuba ve los derechos civiles y políticos, sociales, económicos y culturales de una manera indivisible e integral, y no asume que uno tenga un valor superior al otro.

Mientras revisamos el informe sobre la situación de los derechos humanos a nivel mundial publicado este año por la organización Amnistía Internacional. Dicho informe no reporta en la isla, casos de violación de los derechos de los refugiados y migrantes, de actos de violencia y de malos tratos cometidos por las fuerzas del orden, de menores encarcelados, de discriminación contra las minorías, de impunidad para las autoridades responsables de crímenes, de desaparición forzada, de tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, de violencias policiacas, de homicidio cometido por las fuerzas del orden, ni de violación reiterada de los derechos de las mujeres. Cuba presenta un mejor balance en esta materia que muchos de sus principales detractores.

Es importante recordar que los informes de Amnistía Internacional nunca evocan el respeto de los derechos económicos y sociales —que son derechos humanos fundamentales— tales como el acceso a la alimentación, la vivienda, la seguridad, la educación, la salud, la cultura, el deporte y la recreación, campos en los cuales Cuba sobresale según todos los organismos de las Naciones Unidas, que citan su sistema de protección social como el ejemplo a seguir. Un dato es elocuente: según la UNICEF, el único país de América Latina y del tercer mundo que ha erradicado la desnutrición infantil es Cuba.

El derecho humano más protegido en Cuba es el derecho a la vida. Pocos países en el mundo hacen lo que Cuba por acceder a un medicamento al precio que sea necesario para salvar la vida de un niño. No es casualidad que de los 600 millones de niños pobres y desamparados que lamentablemente existen en el mundo hoy ninguno sea cubano.

A pesar de sus carencias y dificultades, es un modelo en el cumplimiento de la Convención sobre Derechos del Niño y posee experiencias para mostrar al mundo en espacios como la educación y la salud, que son gratuitas y accesibles para todos. Contribuye desinteresadamente a la realización de los derechos humanos de otros pueblos del mundo.

En este sentido, el proyecto de cooperación conocido como “Operación Milagro”, ha realizado cirugías oftalmológicas gratuitas a 3.4 millones de personas de 34 países. Asimismo, se han graduado 9 millones de personas del programa de alfabetización “Yo sí puedo” y un millón 113 mil del programa de continuidad “Yo sí puedo seguir”.

Ambos se han aplicado en México. Llegando a 14 estados de la República, alfabetizando más de medio millón de personas. En Chimalhuacán desde su puesta en marcha en 2005 se han beneficiado 14 mil 600 mexicanos. Así, la tasa de analfabetismo en ese municipio se redujo de 5.6% a 1.4%. Se aplica también en Ixtapaluca donde ya se graduaron las primeras 426 personas.

Hoy, más de 51 mil cooperantes de la salud cubanos prestan servicios en 67 países del mundo. Entre ellos, quienes partieron a África a enfrentar el virus del ébola.

En cuanto a los derechos civiles y políticos, hay que decir que nunca en Cuba existió un gobierno que avanzara tanto en este sentido como el que llegó al poder en enero de 1959. Jamás los modelos de comparación podrán estar para los cubanos en la llamada democracia representativa burguesa. Ese modelo ya existió en Cuba y fue un total fracaso. La palanca fundamental que mueve el sistema político cubano nunca ha estado en el dinero y los lobbies de interés, ni termina una vez que concluyen las elecciones.

Pese haber tenido que navegar a contracorriente a todo tipo de amenazas y agresiones, la isla ha logrado estándares de naciones del primer mundo en cuanto a esperanza de vida, disminución de la mortalidad y desnutrición infantil. Durante 2015, por octavo año consecutivo, se logró una tasa de mortalidad infantil por debajo de cinco por cada mil nacidos vivos (4.3), que ratifica a la isla en la vanguardia de América y entre las primeras 20 naciones del mundo. Cuba es uno de los países que proporcionalmente más presupuesto del Estado dedica en las esferas de salud, educación, cultura, ciencia y deporte en el orbe.

Por la magnitud de las transformaciones, la Revolución socialista trajo a Cuba cambios civilizatorios. Variaron tanto la realidad y el ideal social, que los cubanos, independientemente de posturas políticas, suelen ver fuera de discusión la gratuidad de los servicios de salud y educación hasta nivel universitario y de postgrado, y también la ayuda internacionalista que prestan en ambos campos. En otros países, tales opciones suenan extrañas.

Cada quien puede tener una opinión sobre la Revolución, sobre una medida, porque los cubanos somos así, criticones, evaluamos, pensamos, tenemos todo el derecho de hacerlo, porque formamos parte de la construcción de un proyecto social por excelencia humanista, para los nuestros y los pobres del mundo. Cuba no está exenta de errores, pero tiene la fuerza moral que le ha dado su proceder para analizarlos y superarlos.

* Máster en Relaciones Políticas Internacionales.

Segundo Secretario de la Embajada de Cuba en México.

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