En las páginas de este diario comencé mi carrera en 1987 cuando recién había cumplido los 19. Fue en la sección de “El Universal y la Cultura”, que editaba el genio de Paco Ignacio Taibo I, mientras que Andrés Ruiz era su coordinador editorial.
Hoy les comparto aquí esa primera foto publicada hace 28 años en estas mismas páginas. Debo decir que al tiempo que escribo esta columna recuerdo la emoción de aquellos primeros días fundacionales en mi trabajo.

Taibo era un intelectual sui géneris que en realidad no le gustaba tanto la foto en sus páginas, como a su coordinador, por lo que convencerle de publicar de vez en vez a un “chamaquito” sus fotografías de vida cotidiana en la sección cultural fue un triunfo más bien acreditable al buen Andrés Ruiz.

En un mundo a finales de los 80, sin Internet ni redes sociales, la oportunidad de publicar era única, irrepetible y lo cambiaba todo. El orgullo de ver las imágenes en las páginas de EL UNIVERSAL y poder comprarlo en cualquier kiosko del país, me regalaba una sensación fabulosa de alegría, seguridad y hasta de cierta presunción propia de la adolescencia, pero inolvidable.

Durante poco más de dos años y mientras terminaba la preparatoria para encaminarme a la carrera de periodismo en la UNAM, se mantuvo esa especial relación con el diario; yo entregaba un paquete de fotos impresas cada semana y los editores las iban repartiendo a lo largo de los días. Debo agregar que nada completaba mejor aquel ciclo inicial que la puntualidad y generosidad de esta empresa periodística al pagarme cada mes sin falta, cada una de esas colaboraciones, lo que cerraba perfecto el círculo de arranque profesional y me hacía sentir genial.

Fue el jueves 16 de julio de 1987 cuando la foto que aquí les comparto abrió ese bonito ciclo de colaboración con Bucareli 8; esta fotografía corresponde al ex convento de Tepoztlán, que fue construido por indígenas tepoztecos bajo las órdenes de frailes dominicos allá por 1555 y terminado aproximadamente en 1580, dedicado a la Virgen de la Natividad. Por cierto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994.

Se trata pues de una imagen a contraluz, sencilla, tomada sobre negativo de blanco y negro, con mi Canon AE-1 y propia de un chico que apenas estaba descubriendo la fotografía como medio de expresión personal; de buena o interesante no tiene nada, más bien es bastante simple, lúdica, pero sin complicaciones; es por ello que a la distancia agradezco ampliamente la generosidad de los editores de este diario, hace ya casi 30 años.
Hoy, de nuevo, refrendo mi gratitud por aquella primer oportunidad y, ahora, a mis actuales editores, el sincero agradecimiento por permitirme compartir estas historias en este privilegiado espacio desde la redacción de Bucareli.

@MxUlysses

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