Por ahora el mercado ha simplificado la presión contra el peso en el riesgo de que Donald Trump gane la elección presidencial en Estados Unidos. El mismo gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, indicó que el tema Trump ya es un factor que impacta al tipo de cambio y lo calificó como huracán grado 5.

En rigor es difícil establecer el grado en el que influye en la paridad y hay razón para dudar que sea el factor más importante. Por ejemplo, aún después del debate del 26 de septiembre sobre el cual el consenso fue que Trump lo perdió, el peso no recobró terreno significativo.

Esto indica que ya hay otros factores. Algunos de ellos han sido mencionados por el mismo Banco de México, en particular el crecimiento de la deuda pública y las finanzas públicas que han arrojado déficits, aun antes de incluir los intereses de la deuda (déficits primarios).

Otro factor, de mayor importancia para el flujo de divisas, es la cuenta externa de toda la economía. En el plan para 2017, el gobierno anticipa que el déficit de la cuenta corriente (bienes y servicios, incluyendo remesas), sería en 2017 de 31 mil millones de dólares.

Aunque este déficit no ha crecido, pues en 2015 fue casi de 33 mil millones, la diferencia es que ya no podemos contar con cuantiosas entradas de capital que antes se invirtieron en valores en pesos.

Así, la cuenta financiera, que incluye la inversión extranjera más la deuda, aportó 32 mil 600 millones de dólares en 2015, con lo cual se cubrió el déficit corriente por un monto similar. Pero su componente más importante, los flujos que vienen a invertirse en pesos, comenzaron a caer y aun así fueron 16 mil millones (la mitad).

La razón de la caída es que son capitales que tienden a regresar a dólares en la medida en que la Reserva Federal estadounidense siga aumentando su tasa de interés. Son tan sensibles a ese riesgo que con la pura advertencia de un posible aumento de tasa salen en parvada.

Hoy ya es claro que la Reserva Federal va en serio con el aumento de tasa y por eso es que en el primer semestre de 2016 en este renglón salieron 11 mil 400 millones de dólares.

En ausencia de esta entrada, si el déficit en la cuenta corriente no baja, la única compensación puede venir por inversión extranjera directa (es decir, en planta y equipo) o por deuda pública o privada. La inversión extranjera directa no alcanza a cubrir el déficit corriente y menos éste más la salida de inversión en bonos. En el primer semestre sólo fue de 11 mil millones.

La deuda privada no va a aumentar, porque las empresas ya se tornaron cautelosas ante lo fuerte de la depreciación del peso y el incierto panorama de los próximos años.

Eso deja a la deuda pública como otra fuente de compensación. En efecto, las emisiones de bonos del sector públicos en el exterior fueron 16 mil millones en 2015 y 14 mil millones sólo en el primer semestre.

Pero este aumento de deuda externa preocupa a las calificadoras de deuda, pues sabemos que no puede aumentar indefinidamente, y menos deuda externa cuando el peso se está depreciando.

Así, hay mucho más que el factor Trump para explicar la depreciación del peso.

El Banco de México está tratando de calmar las presiones y los nervios, pero su único instrumento, aumentar la tasa de interés para hacer más redituable la inversión en pesos, no es efectivo porque no compensa el riesgo de traer dinero extranjero a México en el actual entorno económico y político. Así, el peso puede estar barato, dado lo que un dólar puede comprar hoy aquí, pero no está subvaluado.

Analista económico

rograo@gmail.com

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