Corren tiempos difíciles para el mundo, para América Latina y para Brasil. Después de una década de notable crecimiento económico y políticas sociales acertadas, la región logró reducir la pobreza y la desigualdad, y por primera vez forjó una clase media que es, en promedio, más numerosa que las personas que están por debajo de la línea de pobreza. El 2015 cerrará con una contracción económica a nivel regional, lo que pone en riesgo las ganancias sociales registradas.

Brasil no es la excepción, pero no debemos cometer el error de juzgar a una potencia mundial únicamente por los titulares del día. Brasil no es una moda, será importante siempre. Es una de las principales economías del mundo, hogar de empresas de alcance global y un motor de desarrollo regional.

Por lo demás, América Latina es hoy muy distinta de lo que era hace dos o tres décadas. Es una región con economías mejor manejadas, con democracias más sólidas y con sociedades más empoderadas. Es una región que ha invertido en su gente, que está mejor preparada para enfrentar los ciclos económicos y que ha aprendido las lecciones del pasado.

Sin embargo, y a pesar de las fortalezas, seguimos teniendo un exceso de pobreza y de desigualdad. Debemos abordar los desafíos de esta etapa, apostando a la diversificación productiva, el aumento en la productividad, más inversión en ciencia y tecnología, más innovación, más emprendimiento, mejor calidad en la educación, más eficiencia en los servicios públicos y una mayor integración regional.

Hay muchas dimensiones que componen la realidad de América Latina y que van más allá de la situación de su economía. El 70% de los estudiantes universitarios en la región es primera generación en sus familias en asistir a la universidad. La expansión de las clases medias se combina con el surgimiento de una juventud más educada y más exigente. Hay una ebullición social que demanda más transparencia y rendición de cuentas por parte los gobernantes, y más espacios para la participación y la innovación ciudadana en la búsqueda de soluciones.

El Laboratorio Iberoamericano de Innovación Ciudadana #LABiCBR, que organiza la Secretaría General Iberoamericana en conjunto con el Ministerio de Cultura de Brasil, es un ejemplo de ello. Del 15 al 29 de noviembre, 120 participantes de 14 países iberoamericanos se dan cita en Río de Janeiro para trabajar en una docena de proyectos de innovación ciudadana, elegidos por convocatoria abierta internacional en áreas tan diversas como la cultura, el urbanismo, la salud, la ecología y las metodologías de estudio y aprendizaje.

Brasil se ha convertido en un referente global en materia de innovación social y ciudadana. Al auspiciar #LABiCBR, Brasil vuelve a tomar el testigo e indica el rumbo a seguir: invertir en innovación y conocimiento, abrir espacios para la participación activa de los ciudadanos, involucrar a las personas como actores indispensables de la solución. Esta es la mejor vía para preservar las ganancias sociales que Brasil e Iberoamérica han cosechado en los últimos años. ¡Esta es la apuesta por el futuro!

Titular de la Secretaría General Iberoamericana, órgano coordinador de las cumbres de la Comunidad Iberoamericana

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