A medida en que aumentan las preocupaciones acerca de un gran desenlace en Europa, la creciente cohesión política de América del Norte está a la luz esta semana con la reunión de los presidentes Barack Obama, de Estados Unidos; Enrique Peña Nieto, de México, y el primer ministro canadiense Justin Trudeau en la Cumbre de Líderes de América del Norte en Ottawa.

Un asunto clave es el conjunto de estrategias energéticas y ambientales que pretenden reforzar a las tres economías, mientras se defiende la salud de los ciudadanos y los recursos naturales de la región.

En un momento en que algunos se enfocan en cerrar fronteras, es la apertura de un mercado energético más unificado –y la necesidad de políticas comparables para proteger el medio ambiente y garantizar una competencia leal en igualdad de condiciones– lo que está motivando la conversación.

Los mercados de energía de EU y Canadá han operado alineadamente de forma más cercana desde hace algún tiempo. La nueva gran variable es la amplia reforma del presidente Peña Nieto en las leyes que rigen el sector energético en México a fin de modernizarlo y hacerlo más competitivo. Bajo las nuevas normas, la industria petrolera de México estará abierta tanto al sector privado como a la inversión extranjera por primera vez desde que fue nacionalizada en 1938. Por lo tanto, es fundamental establecer reglas sólidas y eficaces a la par con los socios de América del Norte.

Elementos de acción especialmente propicios para la cumbre son las metas nacionales para reducir las emisiones de metano en todo el sector de petróleo y gas. El metano es un gas de efecto invernadero extremadamente potente, que tiene 80 veces más potencial de calentamiento que el dióxido de carbono durante un periodo de 20 años. En los últimos años, los científicos han demostrado que las emisiones de petróleo y gas metano –millones de toneladas por valor cada año– son un problema más grande del que reguladores o la industria habían reconocido.

Pero ese problema también representa una enorme oportunidad. Si bien recortar el dióxido de carbono sigue siendo crítico, reducir el metano ofrece la opción disponible más rápida y rentable para disminuir la velocidad del calentamiento mientras que continúan las reducciones de CO2 a largo plazo. Hacerse cargo del metano también disminuye otros tipos de contaminación que amenazan la salud de las personas que viven cerca de donde se opera el petróleo y gas.

En marzo de este año, Canadá declaró que coincidiría con la ambición de EU en el establecimiento de un objetivo nacional de reducción de metano de 40 a 45 por ciento por debajo de los niveles de 2012 para el año 2025. Los dos países están desarrollando normas para lograr sus objetivos. En la cumbre, el presidente Peña Nieto destaca los compromisos climáticos existentes de México no sólo mediante la suscripción al objetivo de la reducción de metano de toda América del Norte, sino al declarar un objetivo nacional propio de petróleo y gas metano.

Es justamente en el propio interés de México el garantizar que las empresas que operan dentro de sus fronteras cumplan los mismos estándares ambientales que en otras partes de Norteamérica.

Con México preparado para un nuevo impulso en el desarrollo de petróleo y gas, ahora es precisamente el momento de actuar. Al adoptar un objetivo nacional fuerte de petróleo y gas metano, el país puede hacer que su industria de petróleo y gas sea más limpia y más competitiva y así ayudar a solidificar el lugar de México como líder mundial en lo que respecta al clima. Del mismo modo, alinearse en torno a un objetivo fuerte de energía limpia ayudará a los tres países a cosechar los beneficios ambientales así como los económicos de una alianza de América del Norte.

Premio Nobel de Química y Presidente de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente

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