Siete años en la cárcel de Santa Martha Acatitla son parte de la historia de vida de Lorena González, quien hoy lucha por recuperar su dignidad. Lorena fue liberada hace unas semanas por el juez penal del DF, quien determinó que no existían los elementos para una sentencia condenatoria, porque después de haber sido implicada en el secuestro y asesinato de Fernando Martí y de un proceso con dos investigaciones distintas (una federal y otra local), con dos personas haciendo lo mismo en un mismo delito, no se tuvo la suficiencia probatoria para determinarla culpable. ¿Qué sigue ahora?

En principio, quisiera destacar que el caso de Lorena González no es por nada cercano al de Florence Cassez, la francesa fue liberada no por ser inocente, sino porque se vulneró el debido proceso. En cambio Lorena fue víctima del sistema, de abusos, arbitrariedades y omisiones. La gran diferencia es que nuestra justicia fue víctima de Florence y Lorena fue víctima de la justicia.

Cualquiera que tenga conocimiento de esta historia coincidirá en que se trata de un caso más de la injusticia mexicana, que Lorena fue víctima de un sistema corrupto, y lo mínimo que merece es que la PGJDF reconozca públicamente que se equivocó y le ofrezca disculpas.

Además de las disculpas, Lorena debe recuperar su vida, reintegrarse a la sociedad de la que fue arrancada por un grave error; requiere con urgencia la reparación del daño como está contemplado en la ley. Las autoridades deben preguntarse: ¿Cuánto vale mantener en prisión a una persona durante siete años? ¿Cómo van a reparar el daño moral cuando en los medios tecnológicos hay miles de menciones de Lorena como criminal?

Lorena se ha encargado de hacer lo propio y nos muestra que a pesar de las adversidades que enfrentó, la superación ha sido una constante en su vida. Durante su estancia en la cárcel estudió la licenciatura en Derecho, y hoy tiene una actitud positiva, propositiva y alegre ante el presente y el futuro, sin duda ella es un ejemplo de mujer y de la policía que queremos.

Por su parte la Secretaría de Gobernación a través de su comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales, también ha hecho lo propio, y Lorena regresa a sus funciones como policía a la institución de la que nunca ha dejado de ser parte. Cuando ocurrieron los hechos, ella colaboraba en la División de Investigación de la Policía Federal, y esperamos lea este artículo desde su lugar de trabajo, en un entorno de solidaridad que le permita recuperar un poco de lo que le han quitado.

A partir de este caso, las instituciones policiales también deben llevarse un aprendizaje: no sólo se trata de vigilar y castigar a los elementos, sino también de apoyarlos en este tipo de situaciones y no abandonarlos. Para tener una buena policía, es indispensable, además de exigir y castigar a los que denigran la institución, que se les apoye y se responda por ellos, si hay una injusticia.

En Causa en Común hemos buscado que se fortalezca la supervisión interna y externa de la policía para evitar abusos, corrupción y todo aquello que empañe la imagen de las instituciones policiales. Pero también hemos impulsado que la policía en México tenga un trabajo digno con carrera policial, con profesionalización, entre otros aspectos que le permitan mejorar su calidad de vida. En este sentido, sumamos a nuestra demanda que las  instituciones policiales reivindiquen al policía en México, protegiéndolo de abusos cuando sea necesario.

Presidenta de Causa en Común.

@MaElenaMorera

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