Conmemorar el centenario de la Constitución mexicana, no sólo implica recordar el momento histórico que se vivía en México en 1917 y que trajo como consecuencia el diseño de una Constitución que, aunque inspirada en la de 1857, estableció nuevas instituciones que respondían al anhelo de justicia social, luego del movimiento revolucionario de principios del siglo XX.

Esta conmemoración además, se da en un momento de grandes cambios en el país, y es por ello que el centenario de la Constitución mexicana será también un momento para reflexionar sobre la permanencia de la misma. Ante las posturas encontradas de quienes se inclinan por la permanencia de nuestra centenaria Constitución porque ha sabido adecuarse a la modernidad, frente a los que argumentan que es necesario un nuevo pacto social que genere otra Constitución, surge también la postura de quienes señalan que es necesario reordenar los preceptos constitucionales a través de un nuevo texto que dé coherencia a los valores y principios de nuestra Constitución.

Sin duda, el debate a que me he referido deriva de la larga vida que ha tenido nuestra Constitución y del gran número de reformas que hasta la fecha ha sufrido la misma.

Las reformas realizadas a la Constitución se han generado a lo largo de sus cien años de vida, pero los cambios realizados en las últimas décadas han sido los más relevantes. De acuerdo con la información que se puede consultar en la página de la Cámara de Diputados, se han realizado 684 reformas a los artículos 1 al 136, así como 13 reformas a artículos transitorios. En total se han efectuado 697 reformas constitucionales desde 1917 hasta la última publicada a principios de este año relativa la reforma política de la Ciudad de México.

El mayor número de reformas se han dado en los dos últimos periodos presidenciales. Durante el mandato del presidente Felipe Calderón se reformaron 110 artículos de la Constitución, mientras que en el actual encabezado por Enrique Peña Nieto se han reformado 145.

Sin duda, las grandes transformaciones del país han sido acompañadas por grandes reformas a la Constitución. Un nuevo orden democrático, un sistema de transparencia y rendición de cuentas, un nuevo sistema de justicia penal, dos grandes cambios en materia energética, la creación de órganos constitucionales autónomos, la reforma en materia de Derechos Humanos, reformas al Juicio de Amparo, cambios al Poder Judicial, el derecho al voto de las mujeres, la paridad de género en candidaturas legislativas, entre otros cambios, son algunas de las reformas que se incorporaron a la Constitución con posterioridad a 1917 y que demuestran que la misma se ha renovado y modernizado. Sin embargo, también es cierto que todas estas reformas realizadas en tiempos y momentos políticos distintos han generado problemas de estructura lógica en nuestra Carta Magna. Conceptos contradictorios, falta de armonización, conceptos duplicados, exceso de disposiciones reglamentarias, son tan sólo algunos de los problemas estructurales de la Constitución.

Es por ello que considero oportuna la reciente creación de una comisión especial en el Senado de la República que tiene como objetivo generar una reflexión en torno a la vigencia de nuestra Constitución, para que a través de una consulta nacional los mexicanos decidamos si nos damos la oportunidad de generar un reordenamiento de sus preceptos y generemos una nueva redacción texto constitucional.

Finalmente, creo que a la reflexión de reordenar el texto constitucional, debe agregarse también una gran tarea que sigue pendiente: fomentar entre todos los mexicanos la cultura de la legalidad así como un profundo conocimiento de la Constitución como fuente de protección y defensa de nuestros derechos.

Senadora de la República

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