Todo va bien, salvo que el pronóstico oficial del PIB disminuye y el peso, nuevamente, ronda los 19 por dólar. Con el anuncio del Inegi sobre el desempeño de la economía durante el primer trimestre llegó el ajuste a la baja de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ahora su escenario base es que el PIB crecerá entre 2.2% y 3.2%.

La menor prospectiva llegó un día después de que se conocieron las minutas de la Junta de Gobierno del Banco de México: “La mayoría alertó que existe la posibilidad de que el entorno internacional presente un deterioro que provoque una depreciación desordenada del tipo de cambio y que esta pueda afectar en mayor grado a la inflación general”.

En su conjunto son dos noticias que matizan el optimismo observado en días previos por las propias autoridades y que también obligan a leer con cuidado el resultado del PIB en los primeros meses del año.

La primera impresión es que el reporte del Inegi fue más favorable de lo esperado a inicios del año cuando se anunciaron los recortes al gasto público y el tipo de cambio se depreció por la salida de capitales.

De acuerdo con el Inegi, la economía creció 2.8% durante el primer trimestre de 2016 (en cifras ajustadas por estacionalidad o 2.6% cuando se observan las cifras originales).

En este contexto pareciera que México ya no depende de lo que ocurra en su sector externo: hasta marzo la contracción acumulada de las exportaciones fue de (-)5.8%, hecho que propició la ampliación del déficit comercial a más de 4 mil millones de dólares, una cantidad 80% superior a la registrada en el mismo periodo de 2015.

Además debe recordarse que el debilitamiento de las ventas al exterior no solamente fue atribuible a la merma de la parte petrolera, en esta ocasión el sector automotriz también exhibió un menor dinamismo que se prolongó hasta abril: un retroceso de (-)15.6% en sus exportaciones vinculado con una reducción de (-)4.9% en su producción.

Los malos resultados de sector externo llegaron a la industria pero parece que no afectan al mercado interno.

La desaceleración se aprecia en el PIB secundario. En cifras originales el crecimiento fue de solamente 0.4%, inferior al 1.7% del mismo periodo del año pasado. La minería sigue en recesión, una nueva caída del (-)3.3% lo hace evidente. Su crisis no solo es producto de la crisis de los hidrocarburos, la contracción más fuerte se contabilizó en la parte no petrolera, (-)5.2%.

Las manufacturas presentaron la menor tasa de crecimiento de los últimos tres años. En lo que se refiere a la construcción, el aumento de 2% es inferior al 4.7% del alcanzado hace un año.

Por el contrario, el mercado interno registra una bonanza en algunos de sus componentes. De acuerdo al Inegi, la información de medios masivos se elevó 11.8%. Los servicios financieros y de seguros crecieron 6.8% y los servicios profesionales, científicos y técnicos los hicieron en 8.4% ¿En dónde trabajan todos estos profesionales? Otro aumento significativo se dio en los servicios de esparcimiento culturales y deportivos, y otros servicios recreativos (4.4%) y en los servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas (6.8%). Lo último es atribuible a que la semana santa favoreció el gasto de los mexicanos y extranjeros en dichos sectores.

Lo descrito se agregó al ya tradicional crecimiento del comercio (3.6%) y el transporte (3.2%). ¿Qué tan sustentable es esto último?

La ocupación y el empleo reportados por el Inegi señalan que la precarización del mercado laboral continúa, solo se genera en los rangos más bajos de salario. Hay una pérdida de ocupación para quien gana más de 3 salarios mínimos aunque el reporte del PIB señala que cada vez producen más ¿Hay un aumento extraordinario de productividad que no se refleja en mayores salarios?

Pareciera que ello deberá limitar el consumo familiar a lo más básico. Esto último puede exacerbar si la producción industrial mantiene su debilidad ¿quién generará el empleo suficiente para mantener los patrones de consumo que han permitido que la economía siga creciendo?

Una duda pertinente ante la expectativa del Banco de México y la reducción del pronóstico de crecimiento oficial antes citada.

Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico

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