El domingo pasado la democracia se hizo presente. Fue una prueba real para mostrar, contra todas las adversidades, que la democracia sí sirve. La nueva modalidad de los candidatos independientes le inyectó frescura y desperó interés. En Nuevo León y Guadalajara, las victorias de los candidatos independientes le dieron a los ciudadanos el poder para mandar a su casa a quienes con los sellos de los grandes partidos traicionaron su confianza. También se dio alternancia en las gubernaturas de Querétaro, Guerrero, Michoacán y Sonora, y están por definirse Colima y San Luis Potosí. En Baja California Sur y Campeche repitieron colores.

Estas elecciones permitieron también refrendar que la democracia, con todos sus defectos, es el medio que los mexicanos preferimos para cambiar a los gobernantes y representantes, y refrendar nuestra confianza al partido de nuestra elección.

Quienes votamos fuimos mayoría, y al no anular nuestro voto elegimos directamente a uno de los 300 diputados federales por el principio de mayoría relativa. Con este sufragio votamos para definir en cada una de las cinco circunscripción a los 40 diputados de representación proporcional. En nueve estados se eligió al nuevo(a) gobernador(a), más alcaldías y congresos estatales. En el D.F. pudimos participar para elegir a los 66 asambleístas y a uno de los 16 delegados del D.F.

¿Qué significa la nueva composición de la Cámara de Diputados? A grandes rasgos puede leer lo siguiente:

1.— El presidente Peña Nieto, prácticamente podrá construir una mayoría que le permita una aprobación razonable del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para los próximos tres años. Y si no la pudiera construir, podrán hacer uso de la principal aportación presupuestaria del ex presidente Fox: el veto, el cual lo aplicó al PEF de 2005.

2.— El castigo que recibió el partido en la presidencia de la República, medido por la pérdida de curules, fue sustancialmente menor a la que recibió el PRI en 1997, y el PAN en 2003 y 2009.

3.— Lograr reformas constitucionales será mucho más difícil por varias razones: primera, al ser la segunda legislatura, empiezan a fraguarse las próximas candidaturas presidenciales. Esto genera incentivos perversos para la cooperación. Por el contrario, al buscar diferenciarse tienden a oponerse a las iniciativas del Presidente. Es cierto, hay iniciativa preferente, pero al buscar la oposición más los reflectores que el acuerdo.

4.— Al dividirse la izquierda, los incentivos están para radicalizarse. El pleito Morena y PRD pinta para ser entre caníbales, y ahí pierde la sociedad mexicana. Urge una opción de democracia social avanzada. Habrá que apostar por cuál de estas fuerzas será la más populista.

5.— Los partidos que primero pelearon por una consulta popular y ahora hicieron campaña contra la reforma energética no ganaron curules. Por el contrario mostraron una pérdida sustantiva, y el PT, que fue el más radical estuvo (o está) a punto de perder el registro.

6.— La suma de las curules que ganaron Morena y el nuevo PRD, son menores a las que ganó el viejo PRD en 2012. Mientras que en 2012 el viejo PRD ganó 104 curules, en esta ocasión el nuevo PRD se desploma a 54 y Morena gana 38. Esto es una pérdida de 12 espacios en la Cámara de Diputados. La izquierda dividida gana menos votos que la que llega a unirse.

7.— Si el PAN llega a las 114 curules, acabará manteniendo su posición. Sin embargo, su posición relativa se fortalece por la pérdida de curules que presenta el PRI y al escindirse el PRD.

8.— No queda claro cuál será el mandato para reformar la reforma fiscal. El PAN, que hizo campaña contra el IVA en las fronteras y los cambios a la Ley del ISR, no ganó los votos siquiera para pasar una iniciativa de reforma en la Cámara de Diputados.

Aunque México necesita ser más seguro, menos violento, más próspero y sin pobres, con una economía que crezca vigorosamente generando empleo, esperamos que nuestros políticos lean el mensaje de las urnas: los queremos trabajando para servir.

Economista.
@jchavezpresa

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