Mucho ayudaría que nuestros nuevos diputados federales de la 63 Legislatura conocieran algo más sobre la historia económica de México. Es importante porque están por aprobar un proyecto de decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) en una coyuntura muy especial: una economía global muy volátil, con débil crecimiento y comercio exterior, en el que los ajustes económicos de dos de las economías más importantes, la de EU y China, tienen al resto del mundo en vilo.

Para estos momentos de incertidumbre no hay mejor referencia que recurrir a la historia. Y para ello está la obra recién publicada, con el sello del Fondo de Cultura Económica y el Colegio de México, titulado El largo curso de la economía mexicana: De 1780 a nuestros días, escrito por el economista e historiador económico Enrique Cárdenas Sánchez, quien también escribe en estas páginas de EL UNIVERSAL.

Este trabajo, que le llevó a Cárdenas Sánchez 30 años y para el cual hizo una revisión exhaustiva de la literatura existente sobre el desempeño de la economía mexicana, es muy actual. Si bien 2016 será más complicado que 2015, la historia económica mexicana muestra que hemos pasado por momentos mucho más complejos que los actuales. En algunas ocasiones las respuestas de política económica han sido acertadas, como cuando México tuvo que hacer frente a la crisis de 1929, con la que se inicia la Gran Recesión, con un recién creado Banco de México. Lo difícil pero acertado que fue el manejo fiscal-presupuestario del presidente Lázaro Cárdenas (LC) que proponía presupuestos equilibrados. Esto contrasta con los errores de política económica de las administraciones de los presidentes Echeverría y López Portillo, que desconocieron el significado de la prudencia fiscal, pero que querían emular a LC.

Ajusto el título del libro de Cárdenas para referirme a la hacienda pública. Resulta que esta obra, pensada como libro de texto del siglo XXI, pues viene acompañada de la página de internet www.historiaeconomicademexico.mx, puede leerse como Rayuela de Cortázar. Aunque la historia no cambia, cada lector puede decidir qué tema leer.

Al dividir la historia de México en 13 capítulos, y en cada uno de ellos contemplar sistemáticamente los temas de crecimiento económico, comercio exterior, hacienda pública (recaudación de impuestos, gasto público, endeudamiento), política financiera y política monetaria, infraestructura y detalle de las distintas crisis por las que hemos pasado, el lector puede optar por leerlo cronológicamente, o leer cronológicamente los temas de su interés.

Por ejemplo, yo lo leí con la intención de conocer El largo curso de la hacienda pública mexicana. Llego a estas conclusiones. En esta materia hay una constante en nuestra historia económica como nación independiente: hoy, igual que hace casi 200 años, cuando se aprobó el primer presupuesto de egresos, el Estado sigue siendo débil. La hacienda pública del Estado mexicano sigue siendo precaria, desde luego no tanto al compararla con ese primer presupuesto de ingresos y egresos de febrero de 1822, que contemplaba una recaudación de 10.2 millones de pesos y 11.3 mdp de ese entonces para el gasto.

Y de la lectura de este viaje por más de 232 años, y de los 192 del México independiente, aún persiste la dificultad de unir al país en su desarrollo y de distribuir de manera más equitativa los beneficios, tanto regional como en términos de hogares. Continúan los contrastes entre regiones y grupos sociales. Se desprende de la historia la importancia que tienen las instituciones y la falta de Estado de derecho. El desafío aún está presente, al igual que en el siglo XIX, integrar las economías regionales: el sur, sureste, el centro del país, el Bajío, los estados del norte, que siempre han estado integrados con el sur de EU.

Parece como si nuestra hacienda pública estuviera condenada a depender para su recaudación de los monopolios: antes del siglo XIX del tabaco, y después de la minería, y a fines del siglo XX y principios del XXI ha sido el petróleo.

¡Qué importante ha sido la prudencia fiscal a lo largo de la historia! ¡Y qué costosa la expansión irresponsable del gasto público! Queridos diputados federales de esta 63, sean prudentes: atrévanse a bajar aún más el endeudamiento público planteado para 2016. Las próximas generaciones lo agradecerán.

Economista.

@jchavezpresa

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