Tres semanas antes de las controvertidas elecciones venezolanas del día de ayer, IDEA Internacional (una organización de 28 países para la democracia y la asistencia electoral) y la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela (UCAB), organizaron una misión de estudio de expertos para conocer las condiciones en las que se estaban desarrollando los comicios parlamentarios.

La misión elaboró un Decálogo con recomendaciones para la autoridad, encaminadas a reducir las tensiones existentes, provocadas por la polarización entre oficialismo y oposición; para hacer que los resultados fueran aceptables para todos y contribuir a generar un ambiente propicio para el diálogo y la reconciliación después del 6D. Tres días antes de las elecciones, la misión rindió un Informe de Seguimiento que mostró que el Decálogo había sido totalmente ignorado.

Venezuela vive hoy una fuerte crisis económica, marcada por la caída de los precios del crudo, por una inflación del 400% y que va en ascenso, un desplome de los salarios y un desabasto galopante, que ha provocado gran descontento en la población. Las encuestas de intención del voto daban sistemáticamente la victoria a la oposición agrupada en el Movimiento de Unidad Democrática (MUD).

La misión de estudio concluyó que la mayor fortaleza del sistema electoral venezolano es su mecanismo automatizado de emisión y escrutinio del voto, que ha sido reconocido mundialmente por su eficacia. En cambio, su mayor debilidad es la falta de equidad en las condiciones de competencia, que incluye amenazas a la oposición, un control casi total de los medios de comunicación masiva y una autoridad electoral complaciente con las violaciones a la ley.

El Decálogo de recomendaciones fue el siguiente: 1) Desarrollar una campaña intensa del secreto del voto; 2) evitar el “ventajismo”, abriendo los medios de comunicación para los candidatos de oposición; 3) evitar la injerencia del gobierno en las campañas, mediante actos de entrega de bienes, en compañía de candidatos oficialistas; 4) permitir la observación internacional de expertos como la OEA, o la Unión Europea, como se hizo en el pasado; 5) derogar o suspender el estado de excepción en varios municipios fronterizos con Colombia, porque ello limita la libertad de tránsito y de reunión; 6) desplegar una campaña para evitar la confusión en las boletas electorales, porque el Consejo Nacional Electoral (CNE) colocó el logotipo de la alianza opositora MUD-Unidad, junto a un partido oficialista con siglas y colores casi idénticos (MIN-Unidad); 7) fortalecer la capacitación de los miembros de las casillas electorales para frenar el uso extensivo del voto asistido que afecta la secrecía; 8) garantizar el cierre de las casillas a las 6 pm, salvo cuando todavía haya electores en las filas, para evitar acarreos de última hora; 9) anunciar los resultados electorales a medida que el CNE los va recibiendo y no cuando, en su opinión, ya sean irreversibles; 10) establecer mecanismos de resolución de controversias.

El Informe de Seguimiento del 3 de diciembre mostró que el CNE desatendió el Decálogo y lejos de actuar para fortalecer la confianza y equidad electorales, reaccionó pidiendo una auditoría a la UCAB para impedir el desarrollo de su investigación académica. Además, el CNE retrasó la entrega de acreditaciones a las organizaciones venezolanas de observación electoral, para condicionar su presencia en los centros de votación.

Aunque al escribir este artículo no se conocía aún el desenlace de las elecciones de ayer, el endurecimiento del gobierno de Maduro no permite vislumbrar que esté pensando en puentes y fórmulas de entendimiento con una Asamblea Nacional que, por primera vez en 17 años de chavismo, tenga mayoría opositora y sea, por lo tanto, un poder independiente.

Académica de la UNAM.
peschardjacqueline@gmail.com

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