Minutos después de haber sido reelecto presidente de la FIFA, Joseph Blatter subió a la tribuna en medio de aplausos y porras. El ánimo de los asistentes no parecía mermado por la semana de escándalos y arrestos que ha envuelto al máximo organismo del futbol. El rostro del mismo Blatter era epítome de la felicidad. Su discurso fue tan cínico que rozó en la parodia. Abundaron la improvisación, el autoelogio, y las bromas de mal gusto. Por momentos parecía el programa de televisión de un líder mesiánico. "Dios, Alá, o quien sea, necesitamos que nos ayude a llevar a la FIFA a donde debe estar" dijo con grandilocuencia. No habló de la corrupción, ni mucho menos aclaró cómo iba a combatirla. Sólo se encomendó a algún Dios y a la buena voluntad de las federaciones del mundo en desarrollo.

La ceremonia fue un perfecto reflejo de lo que es la FIFA de Blatter. Una maraña de corrupción, mediocridad y complicidad. El sistema de la FIFA revela las limitantes de la democracia; países que no juegan futbol, controlan su máximo organismo. El éxito de Blatter se basa en su habilidad para construir mayorías de las minorías. Refuerza el ego de los pequeños, les da importancia, fondos y proyectos de inversión. Cada federación obtiene su cachito del pastel, pero el pastel es tan grande que alimenta a casi todos. El futbol es lo que menos importa.

Ante ello, la Unión de Asociaciones de Futbol Europeas (UEFA) ha jugado el rol de una oposición teóricamente poderosa pero de facto impotente para contrarrestar a Blatter. Tras los arrestos de funcionarios de la FIFA del jueves, el presidente de la UEFA Michel Platini pidió la renuncia de Blatter. Su petición no parece desmedida pero encontró poco apoyo. Sólo las federaciones más comprometidas con la transparencia anunciaron públicamente un giro en su voto a raíz del escándalo público que sacudió a la FIFA. Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, y Canadá declararon públicamente que no votarían por Blatter pues hacerlo sería votar por un sistema corrupto que amenaza con destruir a la FIFA. ¿Y México? México no declaró nada en ese sentido. El otrora gigante de Concacaf mostró su achicamiento dentro y fuera de las canchas. Mientras que la población de nuestro país demanda liderazgos que luchen contra la corrupción, la federación de su deporte más popular deja ir una oportunidad de poner un buen ejemplo.

A pesar de que la Femexfut no entra en el organigrama de Relaciones Exteriores de México, su actitud ante la FIFA es congruente con las tibias aspiraciones de nuestra política exterior. En lugar de buscar generar liderazgo para votar contra Blatter, la Femexfut se escondió detrás de un escueto comunicado y se reservó su posicionamiento con respecto a la votación. Esa es la idea mexicana de liderazgo internacional. Rehuir a las responsabilidades del liderazgo. Mejor auto congratularse de una política exterior con modales y sin ningún ímpetu. Un récord perfecto en el campo de la irrelevancia.

Cuando se anunció el triunfo de Blatter, la mayoría de los delegados presentes estallaron en un júbilo muy parecido al alivio. Algo en la escena evocó a un grupo de alumnos que no ha hecho la tarea y recibe una prórroga del profesor. Ya en el podio, el discurso de Blatter reveló el cinismo de su método: No mencionó la corrupción pero sí hizo varias alusiones a un tema que lo tiene consternado; la ausencia de miembros de la Confederación de Futbol de Oceanía en el Comité Ejecutivo de FIFA; algunos lo llamarán inteligencia política, otros cinismo. Hablando frente a su imperio, el tono del presidente agarró tonos mesiánicos; "soy el presidente de todos" repitió una y otra vez con una mirada que revelaba su obsesión con el poder.

La FIFA podrá estar de fiesta pero el mundo del futbol -que ellos dicen representar- está de luto. El triunfo de Blatter fue también el de la corrupción. Ayer el futbol fue el que más perdió. Bien lo dijo José Ramón Fernández, ahora dependemos de que la FBI haga lo que 206 naciones no pudieron. Tarde o temprano saldrán más escándalos. ¿De qué lado de esta historia quiere estar México?

Director Los hijos de la Malinche

@emiliolezama

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